La democracia corrió real peligro en la Semana Santa de 1987. Hoy comenzamos el recuerdo de aquellos días dramáticos, cuyo saldo positivo fue la conmovedora reacción y movilización popular que creó conciencia acerca de la estabilidad democrática.
Nuestro camino de transición a la democracia fue de «ruptura», es decir, no pactado o acordado con el régimen militar precedente, a diferencia de lo ocurrido en otros países.
Desde el inicio, el gobierno de Alfonsín era consciente de que debía impulsar el juzgamiento por los crímenes cometidos para no repetir experiencias negativas. Pero también caminaba sobre un campo minado. La estabilidad democrática era endeble.
Eso quedó demostrado aquella semana de 1987, con el levantamiento comandado por el teniente coronel Aldo Rico.