Hasta entonces nuestro Cardenal Jorge Bergoglio, rescatamos su firme y sostenida labor por la dignidad de las personas, por la justicia social y la paz, por el humildad y la empatía, por la solidaridad y la comprensión.
Hace pocos días refiriéndose a nuestro país y a la justicia expresó: «Vivimos épocas de tanta injusticia, pocos ricos y cada vez más poderosos, y millones de pobres negados y descartados. Los derechos sociales no son gratuitos, la riqueza para sostenerlos está disponible, pero requiere de decisiones políticas adecuadas. El Estado, hoy más importante que nunca, está llamado a ejercer ese papel de redistribución y justicia social. Las normas, queridos jueces, ya han sido dictadas. Rigen. El problema, es su vigencia efectiva, su concreción. Y es ahí donde empieza vuestro papel».