El mundo está al borde de una transformación profunda y sin precedentes en su estructura de poder. Las antiguas nociones de bipolaridad y multipolaridad, así como los conceptos de soberanismo y globalismo, están cediendo terreno a un nuevo orden “geofinanciero policéntrico”. Este emergente esquema de poder global redefine las dinámicas económicas y políticas tradicionales, presentando desafíos y oportunidades que requerirán una comprensión renovada y estrategias innovadoras.
Históricamente, el poder mundial ha sido descrito a través de marcos unipolares, bipolares o multipolares. La Guerra Fría ejemplificó la bipolaridad, con el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Posteriormente, la globalización parecía generar una unipolaridad con el predominio estadounidense, y el auge de economías emergentes como Rusia, China e India introdujo un enfoque multipolar, donde múltiples centros de poder económico y político intentan coexistir y competir.
Sin embargo, estas descripciones ya no capturan la complejidad de las relaciones internacionales contemporáneas. Hoy, el poder no está simplemente distribuido entre estados-nación, sino que está intrincadamente entrelazado con fuerzas geo-financieras que trascienden las fronteras nacionales y desafían las estructuras de poder tradicionales.
En este nuevo orden geofinanciero policéntrico, el poder ya no reside exclusivamente en las manos de estados-nación o alianzas geopolíticas. En cambio, se dispersa entre una red de actores financieros, corporaciones multinacionales, instituciones supranacionales y entidades no estatales que operan a nivel global. Estos actores tienen la capacidad de influir en las economías y políticas de los países de maneras que desafían las formas tradicionales de soberanía. La interconectividad global es una característica central de este nuevo orden. Las economías y sistemas financieros de los países están profundamente interconectados a través de una red compleja de inversiones, comercio y flujos de capital. Esta interdependencia significa que las decisiones tomadas en un centro financiero pueden tener repercusiones significativas en otros, creando una red de dependencias mutuas que puede ser tanto una fuente de estabilidad como de vulnerabilidad.
En este esquema policéntrico, las finanzas juegan un papel preeminente. Las instituciones financieras globales, los fondos de inversión y las corporaciones transnacionales poseen un poder considerable para moldear políticas económicas y monetarias. Esto ha llevado a un escenario donde las decisiones políticas están cada vez más influenciadas por consideraciones financieras, y los mercados financieros pueden dictar el curso de acción de los gobiernos. La innovación tecnológica y la digitalización son motores clave del nuevo orden geofinanciero. Las tecnologías de la información, las criptomonedas, la inteligencia artificial y el blockchain están reconfigurando la manera en que se realizan las transacciones financieras y se gobiernan las economías. Estas tecnologías están descentralizando el poder financiero y creando nuevas oportunidades para actores emergentes, mientras que también plantean riesgos significativos en términos de seguridad y control.
El surgimiento de este nuevo orden plantea desafíos significativos para la soberanía nacional. Los gobiernos deben adaptarse a un entorno donde su capacidad para ejercer control sobre sus economías está limitada por las fuerzas del mercado global y las entidades financieras internacionales. Esto puede erosionar la autoridad estatal y requerir nuevas formas de gobernabilidad que reconozcan y respondan a la interdependencia global.
Para transitar este nuevo contexto geofinanciero policéntrico, es crucial adoptar una visión desde una perspectiva de conjunto. Ello implica el fortalecimiento de los sistemas municipales y la promoción de sus autonomías bajo una concepción federal plena: los municipios deben ser fortalecidos para actuar de manera autónoma y efectiva, proporcionando una base sólida para el desarrollo local y regional. Recuperar el sistema federal de gobierno, enfocándose en un federalismo efectivo que descentralice el poder y promueva la participación activa de las provincias y municipios en la toma de decisiones. Fomentar los bloques regionales, entendiendo la colaboración entre estados nacionales como una vía para enfrentar desafíos comunes y aprovechar oportunidades compartidas. Se debe abogar por la formación de confederaciones de estados que trabajen juntos para fortalecer su posición en el escenario global. Por último, promover el “Universalismo”, promoviendo un esquema basado en principios humanistas y cristianos, de principios y valores que pongan en el centro al hombre y no al mercado y las finanzas.
Este enfoque busca establecer un orden político y económico más justo, equitativo y solidario entre los pueblos, y controlar el poder desmedido de los grandes grupos económicos. La cooperación supranacional y la implementación de políticas económicas y sociales inclusivas y sostenibles son fundamentales para mantener la paz y la prosperidad global.
Luis Gotte
La Trinchera Bonaerense
Mar del Plata
Co-autor de “Buenos Ayres Humana I, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022; y “Buenos Ayres Humana II, la hora de tus Intendentes” Ed. Fabro, 2024.