El espacio que vino a cambiarlo todo ya cumplió un año de vida. El Bodegón ya es parte de la comarca, y repletos de felicidad, con la misma abundancia de sus platos, tanto “Teko” como Romina hicieron un repaso por el camino trazado.
En una charla donde no faltaron las anécdotas, reconocieron que “veníamos soñando en familia hace muchísimos años, esto de darle un tinte distinto a la gastronomía de la comarca, teniendo en cuenta que en un 90% vivimos del turismo. Hacía falta un bodegón, algo distinto, algo familiar”.
Del mismo modo resaltaron que “hemos encontrado el mimo del cliente que nos cambió la vida. Esto es de aprender día a día y nosotros aprendimos a vivir de otra manera, con otro sentido y otro carisma también. Desde la limpieza, hasta cocinar lo hacemos entre los cuatro. Es todo un trabajo de familia”.
Contando detalles del espacio, mencionaron que “hay una pared donde tenemos a los héroes de Malvinas, y cada uno que visita va y lo firma. También tenemos un rincón donde los visitantes más chiquitos dejan sus dibujos, porque en el bodegón no hay WIFI porque queremos que la familia charle y deje el celular. También tenemos juegos de mesa para los más chicos”.
En otro pasaje de la charla aseguraron que “siempre escuchamos al público y es por eso que cada algunos meses cambiamos la carta. La gente nos venía pidiendo mucho el strudel y ahora lo piden mucho”.
Indagando en la carta, “el costillar de vaca en el horno a leña se sirve con papas rústicas y es lo que más sale. Los porteños se sorprenden e incluso un par se han llevado la costilla de 45 centímetros para ponerla en su quincho porque no lo podían creer”.
Por último sumaron que “cuando vienen grupos nos sugieren qué les gustaría comer, les armamos la carta especial con precios accesibles, los recibimos y se llevan esta linda impresión, porque es como un viaje en el tiempo estar ahí”.