La provincia de Buenos Ayres, con su vasta extensión de tierras fértiles y su histórica vocación agrícola-ganadera, ha sido durante siglos el epicentro de la producción agroalimentaria de Argentina. Sin embargo, resulta paradójico que más de la mitad de su población no tenga asegurado un acceso regular a cuatro platos de comida diarios. Esta alarmante realidad pone en evidencia la urgente necesidad de revisar y reestructurar las políticas agrarias y sociales, no solo para mejorar la eficiencia y sostenibilidad del sector productivo, sino también para garantizar la seguridad alimentaria de sus habitantes.
Un territorio estratégico en la pampa húmeda
El campo bonaerense, que abarca una parte significativa de la Pampa Húmeda, es responsable de una gran proporción de la producción de alimentos de Argentina. Desde la agricultura intensiva, con cultivos de papa, maíz, girasol, trigo y soja, hasta la ganadería de carne y leche, esta región ha sido el motor del desarrollo rural y económico del país. Sin embargo, a pesar de su capacidad productiva, la provincia enfrenta graves desigualdades que impiden que los beneficios de esta riqueza se traduzcan en una mejora sustancial de la calidad de vida de su población.
Desafíos y disparidades en el acceso a alimentos
Uno de los mayores desafíos que enfrenta la provincia es la concentración de la riqueza y la falta de acceso equitativo a los recursos alimentarios. Esta situación se ve agravada por la ausencia de políticas públicas efectivas que prioricen la redistribución de la producción de alimentos para asegurar que todos los bonaerenses puedan satisfacer sus necesidades básicas. Además, el avance de un modelo agroindustrial orientado a la exportación, en detrimento de la producción destinada al consumo interno, ha generado tensiones entre la necesidad de generar divisas y la obligación de alimentar a la población.
El desequilibrio entre la abundancia de producción agrícola y la inseguridad alimentaria es un problema complejo que requiere una intervención decidida. La dependencia de mercados externos y la concentración de la tierra en manos de grandes productores han contribuido a una situación donde la producción está desalineada de las necesidades locales. Esto, a su vez, ha profundizado la desigualdad social y territorial.
Hacia un modelo de desarrollo sostenible y equitativo
La clave para superar estos retos radica en la implementación de políticas integrales que promuevan la sustentabilidad del sector agropecuario, la utilización de tecnología avanzada y el cuidado del medio ambiente. Esto incluye la promoción de prácticas agrícolas que respeten la biodiversidad y los ecosistemas locales, la inversión en tecnologías que aumenten la productividad sin comprometer la salud del suelo y el agua, y el apoyo a pequeños y medianos productores que se dedican a la producción de alimentos para el mercado interno.
Además, es crucial fomentar un modelo de desarrollo que priorice la equidad y la justicia social. Esto significa no solo mejorar la distribución de la riqueza generada por el sector agropecuario, sino también garantizar que los beneficios de la producción se compartan de manera equitativa entre todos los bonaerenses. En este sentido, es necesario desarrollar mecanismos de apoyo para los sectores más vulnerables, asegurando que tengan acceso a alimentos de calidad y que puedan participar plenamente en la economía provincial.
El campo bonaerense en la geopolítica alimentaria regional
En el plano regional, el campo bonaerense juega un papel crucial en la geopolítica alimentaria de América Hispana. La provincia tiene todo el potencial para ser un bastión de autonomía alimentaria, no solo para Argentina, sino también para toda la región. El fortalecimiento de su capacidad productiva y la adopción de políticas que prioricen la seguridad alimentaria nacional pueden convertirla en un modelo a seguir para otros países de la región que enfrentan desafíos similares.
La geopolítica alimentaria, que se refiere a la capacidad de una nación para garantizar la seguridad alimentaria de su población y, al mismo tiempo, influir en el suministro de alimentos a nivel internacional, es cada vez más relevante en un mundo donde las crisis económicas, políticas y climáticas amenazan con desestabilizar los sistemas alimentarios globales. En este contexto, Buenos Ayres tiene una oportunidad única de posicionarse como un actor clave, no solo en la producción, sino también en la gobernabilidad de los recursos alimentarios de la región.
Propuesta de acción, un proyecto a mediano plazo para Buenos Ayres
Ante este panorama, resulta imperativo que la provincia de Buenos Ayres desarrolle un proyecto a mediano plazo que potencie su producción agroalimentaria y responda de manera efectiva a las demandas emergentes en el mercado global. Este proyecto debe enfocarse en la producción de alimentos manufacturados que puedan satisfacer la creciente demanda en África y otras regiones, asegurando que Buenos Ayres se posicione como un proveedor clave de alimentos de alta calidad.
La diversificación de productos, como la producción de pastas, fideos y otros alimentos procesados, no solo aumentará el valor agregado de las exportaciones argentinas, sino que también creará empleo y fomentará el desarrollo económico en la provincia. Este enfoque estratégico permitirá a Argentina capitalizar la demanda de alimentos de alta calidad en mercados emergentes, contribuyendo al repoblamiento de la provincia y mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
Buenos Ayres como pilar del futuro alimentario nacional
La provincia bonaerense debe ser reconocida como la columna vertebral del sistema agroalimentario nacional. El campo bonaerense es una pieza clave en la geopolítica alimentaria, y su fortalecimiento es esencial para la autonomía de la región. Invertir en el campo de Buenos Ayres es invertir en el futuro de la nación, garantizando un sistema alimentario sólido y equitativo.
El desarrollo de una agroindustria firme, capaz de satisfacer la demanda global de alimentos, no solo fortalecerá la economía argentina, sino que también le permitirá posicionarse como un proveedor esencial en un mundo donde las crisis alimentarias serán cada vez más frecuentes. En este sentido, es fundamental que la provincia de Buenos Ayres asuma un rol protagónico en la construcción de un futuro alimentario seguro y sostenible para todos.
En definitiva, la transformación del campo bonaerense en un motor de desarrollo sostenible y equitativo requiere de una visión política audaz y comprometida, que coloque la seguridad alimentaria y la justicia social en el centro de sus prioridades. Solo así podremos constituir una provincia donde la abundancia se traduzca en bienestar para todos los bonaerenses, asegurando un futuro próspero para las generaciones venideras.
Luis Gotte
La trinchera bonaerense
Mar del Plata
Co-autor de “Buenos Ayres Humana I, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022; y “Buenos Ayres Humana II, la hora de tus Intendentes” Ed. Fabro, 2024.