El dirigente radical de Lomas de Zamora dejó clara su postura respecto a las diferentes vertientes, cada vez más marcadas, que tiene el partido centenario.
Esta mañana el dirigente radical Fabio Abraham tomó la palabra en relación a las grietas que está teniendo la UCR puertas adentro.
Según su visión esto “es consecuencia de que hace años, cuando se decidió la alianza con el Pro, dejamos de discutir política nacional y nos dedicamos a ser un partido para conseguir una intendencia, un legislador, por lo tanto estamos más en eso que los grandes problemas de la nación”.
Siendo tajante, afirmó que “volvemos a un radicalismo con cierto progresismo, aggiornado al siglo 21, como lo han hecho nuestros viejos aliados como los socialistas franceses, o seguimos siendo un péndulo de la derecha argentina. Es esa la gran discusión que tiene que tener el radicalismo argentino”.
En otro pasaje de la charla aclaró que “uno les dice correligionarios porque están afiliados pero como Moises Lebensohn decía, hay muchos afiliados que no son radicales y hay muchos radicales que no están afiliados. Tenemos muchos dirigentes que no son radicales, y por una intendencia más van viendo que les conviene”.
“Dentro del radicalismo tenemos que dar esa discusión y un poco está marcada esa diferencia en Diputados. Hay sectores que están acompañando este gobierno con el que no estoy de acuerdo, y la UCR no tendría que estar acompañando un ajuste y un montón de cosas que están pasando” completó la idea.
Mirando a futuro, no dudó en subrayar que “quiero un radicalismo progresista, que sea una alternativa de poder, que hable de la educación pública, no con un slogan, sino con contenidos, con propuestas, enumerando las cosas que se quieren”.
Volviendo al hecho de que “tantos años sin discutir política nacional en serio nos lleva a esta falsa dicotomía, y eso me parece una barbaridad”.
Por último enfatizó en que “el radicalismo tiene que tener su propia postura, no actúa como espejo de los demás partidos. Eso hay que entenderlo. Votar según como vota el resto es de mediocre”.
Sumando que “mientras que respeten el sistema democrático no son enemigos, pero sí adversarios políticos, y esa es la derecha argentina que viene a hambrear al pueblo”.