El cloro es el arma química que se utilizó durante la Primer Guerra Mundial. Esparcido a 60 partes por millón, puede matar en 15 minutos. Una de las empresas de la petroquímica de Bahía Blanca, Solvay Indupa, el 20 de agosto del 2000 tuvo un escape de cloro que pudo llegar a superar ese caudal. Ingeniero White y la región solo se salvó porque el viento lo llevó al mar. Pero nadie contabilizó las especies marinas que agonizaron por ese escape.
¿Qué garantía tenemos de que eso no volverá a pasar? Ninguna. De hecho estamos respirando productos peligrosos todo el tiempo.
En mayo del 2023 acompañamos a la ONG Eartworks, quienes filmaron las chimeneas de las empresas en Ing. White, con una cámara en frío que detecta gases peligrosos entre ellos metano. A simple vista, de varias chimeneas, no se veía nada, al colocar la cámara fue impresionante observar un volcán de gases indetectables al ojo humano, pero que están ahí. Son los que aspiramos todo el tiempo nosotros y la biodiversidad, enfermándonos a todos.
Sin embargo la directora de operaciones de Dow Bahía Blanca, Paula Woolbert, habla sin ningún tipo de pudor, de la Petroquímica como motor de crecimiento y transformación en Argentina (La brújula, 26/08/24). La imagino llegando a la empresa en su vehículo de alta gama, esquivando a las familias empobrecidas, que juntan los granos que se le caen a los camiones, disputándoselos a los roedores, ahí frente a su empresa.
Quien sabe donde estará el hogar de la empresaria. No creo que sea vecina nuestra. Eso expondría a su familia a los riesgos que muy bien sabe corremos todos, con una petroquímica emplazada a metros de las comunidades.
Según un informe del observatorio petrolero sur “para compensar el alto impacto socioambiental y sanitario, las empresas pagan una tasa ambiental e invierten publicitariamente en medios de comunicación” a cambio de instalarse cerca de las comunidades. ¿Qué precio le habrán puesto a nuestras vidas?
El 26 de agosto se celebra el día de las Petroquímicas, porque 74 años atrás, se instaló la primera de estas industrias en nuestro país. De la misma manera otros días se celebra el día de la tierra, de la biodiversidad, de las aves, del ambiente, todo para prevenir el cambio climático, que paradójicamente es provocado por las actividades extractivistas que llevan a cabo estas empresas. Una forma esquizofrénica de confundirnos.
Por eso es importante aclarar que lo que estamos conmemorando cada mes de agosto, es el comienzo de nuestra propia destrucción y lo peor de todo es que en el camino arrastramos con nosotros, a una inocente biodiversidad.
Prof. Patricia González Garza
Presidente de Sílice 14.8 ong PJ: 49622