Hace 74 años y cuando en el contexto globalizado se vivía la segunda guerra mundial nacía en Tornquist, Relojería y Joyería Cavalli Hermanos impulsada por Néstor, Ilvio(Bocha) y “Coco” Cavalli, un 1 de Marzo del año 1943.
Esta histórica casa que surcó la vida comercial de la ciudad, pasó por todos los momentos de gobernabilidad y vivió años de democracia con golpes de estado, pero supo sostenerse con el paso del tiempo a los avatares económicos.
Hoy, en 2017, cuando pasamos por la avenida Ernesto Tornquist, un cartel reza “Liquidación por cierre” y no es víctima de ninguna situación económica, sino de un ciclo que se cumple y con el único sobreviviente de esa gran firma, Néstor Cavalli, próximo a celebrar 93 años.
Cuantos hemos ingresado a esa puerta tradicional con su fino picaporte y el llamador colgado en el ingreso. Como siempre todo lucía impecable. Inclusive en la atención personal con gran presencia y cálido trato.
Copas o trofeos relucientes de brillo, regalos finos, medallas y relojes de todo tipo y color con su archi conocido taller de reparaciones, donde el tiempo nunca se detuvo porque siempre a mano como el aire, estaban esas pilas o los dedos que permitían hacer girar la aguja o el calendario de un Citizen.
En el lugar de siempre estaba Néstor. Justo a la hora del mate me permitió tomar un respiro y contemplar como el tiempo había marcado la vida de esas familias que con respeto, racionalidad y tesón supieron forjar y formar grandes personas en sus familias.
Una banqueta antigua, un anafé y la pava chillando. Me acordé de una radiografía similar que me llevó a pocos metros de ahí cuando en mi infancia compartía los ratos con Feliciano Heiland, mi tío, en su sastrería.
El sorbo caliente me volvió al lugar y me permitió poder disfrutar de unos pocos minutos antes de que pronto se convierta en otro emprendimiento.
Néstor, amablemente y muy correcto solo dijo sentir una molestia en una pierna pero con 93 años uno pediría también una molestia en la otra. Aunque eso no lo detiene por su efectivo “·Actrón”.
“Cuando inauguramos en 1943 teníamos los palenques adelante. Venían del “Chaco” y ataban la jardinera. En esa época se vendían cuchillos, Copas, Piezas de acero y siempre funcionó el taller. Ahora seguirá la etapa de casero. Esto me distrae es mucha la costumbre. He arreglado relojes de todas clases. En bicicleta iba hasta lo de Ohlsson a arreglar los relojes de pared” comentaba con alegría a nuestro medio.
“Yo empecé a trabajar con Domínguez que era otro relojero que había acá y después se fue y me vendieron las cosas del taller. “Bocha”(uno de los hermanos) iba al colegio todavía y cuando terminó se vino a trabajar con nosotros junto a Coco nuestro hermano mayor” sintetizó.
“Ahora se arreglan los relojes a pila pero antes con los de cuerda había mas trabajo. Intenté una vez subir a arreglar el reloj municipal fue una sola vez pero nunca mas subí. Mis vecinos eran los Garriz, los Picado, Gambirassi y nosotros hasta hoy. En cualquier momento cerramos a esta hora tomo un mate y voy a cumplir el 3 de marzo del año que viene 93 años” Comentó. “Lo único que disfruto es ver a los nietos y a los hijos” resaltó.
La campanilla de la puerta anunció el ingreso de una cliente y rápidamente como hace siete décadas, Néstor tomó sus anteojos y fue hasta la vidriera, esa que tantos regalos atesoró. Me despedí de el y salí del lugar. Me pregunte a mi mismo porque presté tanta atención en ese momento si pasamos millones de veces por ahí.
Algo me indicaba que el tiempo estaba a punto de pararse pero se resistía. Una placa recordatoria en la pared destacaba la trayectoria de esta familia educada con grandes valores y ese tic-tac interminable. Ahí me di cuenta que debía seguir. Frente a mí, otra ilusión se ponía en camino. Abrían un nuevo comercio, pero a mi espalda Néstor insistía y le daba cuerda a la vida, la que tanto le regaló y a la que llevaron adelante con gran decoro junto a Bocha y Coco.
El respeto a la familia Cavalli y el agradecimiento por la vida comercial brindada a la comunidad.
Gentileza: Noticias Tornquist