La emoción de Agustín Ruppel (presidente) y los dirigentes que el lejano 21 de octubre de 1967 se dieron el lujo de cortar la cinta aún sigue presente entre los simpatizantes del Automoto Club Deportivo. ¡Cómo olvidar esas lágrimas! ¡Cómo olvidar tanta alegría! ¡Cómo olvidar ese día!
Aquella recordada cita nocturna pasaría a completar uno de los principales capítulos de la historia azulgrana. Resultó un mojón que permitió solidificar las bases de una institución que, con el transcurrir de los años, se convirtió en referente de nuestra localidad.
Ese día, rodeados de autoridades, amigos y simpatizantes, los integrantes de la comisión directiva concretaron la inauguración de la sede social del club, que desde ese momento se la conoce como Confitería Automoto.
Ubicada en una de las principales esquinas céntricas, sus paredes fueron testigo de innumerables acontecimientos sociales y políticos, además de festejos deportivos de la entidad, que marcaron parte de la historia de nuestra localidad.
En esa oportunidad, el recordado Diario Tornquist publicó que el lugar contaba con “un gran salón confitería, comedor, cómoda cocina, fogón, sala de entretenimientos y dependencias administrativas, todo ello dotado del mayor confort dentro de un moderno estilo”, al tiempo que resaltaba que la inauguración era “fruto del esfuerzo y la dedicación de los dirigentes de la institución”.
Para la apertura oficial se contó con la presencia de intendente municipal, don Rogelio Cafasso, autoridades municipales y policiales, representantes de instituciones de la ciudad y la zona, invitados especiales y asociados.
“El reverendo P. Angel Arriandiaga tuvo a su cargo el acto de bendición de las instalaciones, cumplido el cual usó de la palabra el presidente del club, señor Agustín Ruppel”, relata el Diario Tornquist en su crónica.
“Seguidamente, en el salón confitería de la sede inaugurada, del que es concesionaria la firma Prille y Bilbao, fue servido un copetín”, agrega.
Al momento de la inauguración, la sede, que fue refaccionada y acondicionada para el funcionamiento de la confitería, era propiedad de Agustín Ruppel, quien la cedió en calidad de préstamo. Varios años más tarde, en 1975, se decide la compra del inmueble mediante una asamblea general extraordinaria convocada por la comisión directiva presidida por Alberto Ullmann.
Seguramente que estos 50 años de la Confitería Automoto no pasarán desapercibidos para los vecinos de Tornquist ¿Quién no disfrutó con amigos o familiares de sus diferentes etapas? ¿Quién no participó de acaloradas charlas deportivas o políticas en sus mesas? Muchos tendrán recuerdos y vivencias inolvidables.
Una historia que se continúa escribiendo día a día en la céntrica esquina de Avenida Ernesto Tornquist y Rawson.