En la entrevista telefónica de hoy en el micro «Serendipia», tuvimos el testimonio de «Estela Lemes, docente rural, quien fuera la primer docente rural de Gualeguaychú en presentar una denuncia penal en 2012 por la fumigación en la escuela Nº 66 «Bartolito Mitre», Entre Ríos.
Tiempo después de haber recurrido a la Justicia, la docente se enteró de que tenía veneno en la sangre: en un estudio bioquímico se le detectó la presencia de un poderoso insecticida. Su cuerpo le dio las primeras señales de problemas musculares y de equilibrio, como consecuencia de la acción en su sangre del clorpirifos etil.
«En realidad en estos momentos dejo en segundo plano el tema salud para dedicarle mucho tiempo a la lucha de que paren de fumigar, que dejen de hacerlo, no solo en las escuelas rurales, sino en general, porque en el campo vive otra gente que no va a la escuela, y también padecen lo mismo. En el año 2010 tenía 13 alumnos, a partir de ahí empiezan con el tema de las fumigaciones, porque se empieza a producir soja en los campos aledaños a la escuela, en 2010 hicimos en Septiembre la denuncia de una avioneta que fumigaba sobre la escuela, en 2011 la hicimos nuevamente y en 2012 fue en horario de clases y fue mucho mas terrible, porque no eran avionetas, era con los mosquitos, las maquinas esas fumigadoras, pero el viento estaba para el lado de la escuela y le hacíamos señas que deje de hacerlo y él hasta que no termino de aplicar la ultima gota del veneno que tenia en su maquina no paro, cuando termina ya estaba la policía ahí porque llamamos para que constataran que era verdad, y el señor dijo que él no sabia que eso era una escuela, convengamos que tenemos una enorme bandera en el medio del patio y había niños de guardapolvo y estaba yo de guardapolvo, en ese momento eran 13 nenes, que en cuanto sentimos el olor que traía el viento para la escuela ya, llame a sus padres para que se los lleven, de todas maneras algunos vivían cerca de la escuela, asique que sus papás supieran como protegerlos o llevarlos al medico, cosa que no paso porque a la noche pasaron con algunos síntomas los niños pero sus papás trabajan en el campo y los patrones de sus papás en algunos casos también fumigaban, entonces no se animaron y lo tomaron como, bueno, nauseas, vómitos, y ardor en los ojos, en la nariz, pero no paso mas de eso, lo que pasa que nosotros hasta ese momento sí sabíamos que era perjudicial, no sabíamos cuanto era, esto fue en 2012, la denuncia penal fue en ese año. Como les dije algunos chicos presentaron síntomas, pero no fueron al medico, yo tampoco fui en su momento, yo descubrí que tengo el clorpirifo de casualidad, porque no se hace en cualquier lado el análisis, lo hacen solamente en el laboratorio de Mar del Plata, entonces nos invitaron en 2014 a la cámara de diputados de la nación a dar testimonio muchos docentes rurales, y ahí nos ofrecieron la red de médicos de pueblos fumigados a hacernos el análisis, hicieron la extracción ahí en un laboratorio ambulante, lo llevaron a Mar del Plata, y 20 días después me llego ami un mail con los resultados, que yo fui luego a Mar del Plata y corrobore, me saque nuevamente sangre, me hice los análisis y ahí aproveche y me hice uno en orina, que es para determinar si hay glifosato, que también me dio positivo, asique bueno a partir de ahí visite a médicos en el hospital Fernandéz, luego de atenderme con la doctora Borrás que es toxicologa, mi medico personal de Gualeguaychú después de varias perdidas de equilibrio me manda a que vea a un neurólogo en la ciudad de Galarza, que es donde hoy estoy, en la provincia de Entre Rios, y es un centro de rehabilitación, es un centro muy avanzado, que me hace mucho bien, asique vengo un mes, un mes y medio y me quedo y hago una rehabilitación intensiva que me permite vivir un poco mejor, y cuando siento demasiados dolores o vuelvo a tener la inestabilidad que me produce el insecticida que tengo en los músculos vuelvo nuevamente, desde 2016 estoy viniendo dos veces o tres al año, lo ideal seria 3 veces al año, lo que pasa que mi obra social no me lo cubre en su totalidad y bueno en lo que yo puedo, en la medida que puedo, lo hago, y pago yo lo que no cubre la obra social».
«El tema es que cuando se hizo la denuncia, vinieron de la secretaria de producción de la provincia, estuvieron en el lugar, ellos mandaron un escrito del juzgado donde decía que no encontraron en las hierbas y en el agua presencia de agroquímicos, cosa que no es verdad porque en ningún momento vi sacar muestras y yo vivía ahí en ese lugar, tendría que haberlos visto. No hemos hecho nuevamente las pruebas porque no tenemos los medios, acá no hay para hacerlo, se cierra la causa y nosotros la reabrimos, mi abogada la reabre, directamente demandamos a la ART y a mi empleador que es el consejo general de educación, y por otro lado lo civil a la dueña del campo, al aplicador y al arrendatario que son las 3 personas responsables de esa fumigacion, también eso lleva mucho tiempo y tuvimos una charla con la heredera y nada, no se hace responsable, y ella es responsable solidaria porque permitió que se fumigue».
«Tengo un poco mas de miedo de lo que pueda llegar a hacer el glifosato en mi, que el clorpirifo que ya me afecto los músculos, pero sé que con este trabajo que estoy haciendo, esta rehabilitación, yo puedo lograr tener una mejor calidad de vida. Los síntomas que tengo son, perdida de equilibrio, sin perdida de conocimiento, yo veo que me voy, me caigo de nada, sin tropezar, sin nada, perdida de fuerza en toda la parte izquierda, principalmente en la mano, hormigueos, eso se determina que esta afectado la parte muscular con unos estudios que me hacen acá, tiene un nombre especifico, que te pinchan con agujitas y te estimulan haber si el nervio esta activo o no, es bastante doloroso, pero acá ademas de la atención que hay en el cuerpo, hay una atención muy especial, que es el amor que le pone la gente que hace los trabajos acá, las terapias, acá sos una persona con nombre, apellido. El insecticida puede irse del cuerpo, lo que ya afectó neuronalmente esta afectado, sabemos que no se reconstruye, y la parte muscular con mucho trabajo se puede controlar, osea no avanza, lo que daño esta dañado, pero esto no avanza en este tipo de tratamiento por eso es que yo hago el esfuerzo de venir a hacerlo, el esfuerzo económico mas que nada, porque mi demanda a la ART es esa, yo quiero que mi aseguradora de trabajo reconozca que es una enfermedad de riesgo de trabajo, porque yo estaba trabajando, y que se haga cargo de mi tratamiento, eso es lo que quiero, poder venir dos o tres veces por año estar un mes y hacerlo, hacer todo esto sin tener que estar pensando si puedo pagarlo o no».
Hizo mención también a la nueva forma de cultivo, en el cual se utilizan agroquímicos para una mejor producción y destacó que a partir de ello, todos los vegetales, en su mayoría, están contaminados, por ende, al ser consumidos el organismo se enferma, el solo hecho de lavarlos antes del consumo no quita la contaminación, ya que la misma se encuentra en la génesis del vegetal, y eso se transmite al ser consumido, lo mismo pasa cuando un animal consume alimento contaminado,y la carne se contamina, nos están matando en forma silenciosa y cuando nos demos cuenta será tarde.
«No es fácil, la lucha muchas veces es solitaria. Yo no milito ningún movimiento ambientalista, no permito que la política ni la parte gremial se meta en esta lucha porque sino se tergiversa enseguida lo hago sola, detrás de mi hay mucha gente que me apoya, que me quiere, que me cuida, amigos, familia, conocidos, gente que por ahí no me conoce pero me sigue por las redes, y esa es, la lucha es poder charlar, decirle a la gente que no se calle, que haga denuncias, que cuente lo que le pasa, y que no permita que nos sigan fumigando, que hagan oír su voz», Se despidió finalmente Estela Lemes
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