Del robo en la panadería de Monte a las mini vacaciones en Villa Ventana, pasaron al calabozo y en tres horas se fueron libres y con el auto que compraron con el botín. La paz natural de los pueblos muchas veces se ve fracturada por los excesos de confianza y los tiempos violentos que se viven hoy en día en las grandes urbes. Allí se conocen todos con todos, allí la amistad y la palabra valen más que mil documentos firmados, un apretón de manos es significado de lealtad y la tinta de la pluma no pesa tanto como el sentimiento de la confianza hacia el otro. Y a veces, algunas personas carentes de valores trascienden esas fronteras; muchas veces por ambición desmedida incurren en traicionar a quienes les tendieron una mano, una y otra vez. No entienden siquiera el significado del sacrificio ni de las horas muertas del otro en pos del crecimiento personal. Su única meta está signada en el fin económico sin importar cómo lograrlo. Y así es como se reciben, de un instante a otro, en viles delincuentes de poca monta y de un intelecto por debajo de la media, y proceden a apropiarse del bien ajeno, cosa que venían premeditando esperando el momento justo para cometer un ilícito. En muchos hechos de estas características, como el que vamos a relatar, el autor del hecho tiene o tuvo un vínculo cercano con las víctimas.
Así, el sábado próximo pasado, la localidad de Monte Hermoso amaneció con la noticia del cuantioso robo perpetrado en una panadería local. Muchos son los que conocen del sacrificio de sus propietarios y así la indignación fue mayor aún. Pero éstos (sus propietarios), previendo la posibilidad de sufrir este tipo de hechos, colocaron cámaras de seguridad dentro del comercio. No fue tanta la desazón por la pérdida económica, sino ver en el monitor quién sustraía el esfuerzo de tanto tiempo. Una persona amiga a quien brindaron ayuda y trabajo, los despojaba descaradamente de una cifra millonaria. A pesar del dolor que ello conlleva, realizan la denuncia policial pertinente y acercan las pruebas gráficas de su autor. El oficial a cargo de la Seccional de Monte Hermoso pone en marcha así el protocolo ante la denuncia, y se emite un comunicado a todas las dependencias. El auge por exponer la vida en las redes sociales y las modas de mostrar de manera continua todos los movimientos personales, compras, vivencias, sentimientos, etc., actuaron en conjunto esta vez a favor de los damnificados, ya que la autora del ilícito mostró en una red social (whatsapp) una fotografía suya en una cabaña rodeada de árboles, ostentando una vida no acorde a su pasar económico. Esta fotografía fue replicada a distintos grupos de investigación y llega a poder del oficial Maximiliano Fogel, oficial a cargo de la Sub Estación de Policía Comunal de Sierra de la Ventana, otrora a cargo del destacamento de Villa Ventana. Inmediatamente reconoce la cabaña e informa a su superior a cargo, el Comisario Inspector Jorge Maffioli. Con las comunicaciones pertinentes a la fiscalía de turno, se emite una orden de allanamiento y así el Oficial Fogel, junto a su personal, los oficiales Martín Fuentes y Fernando Araujo, deciden montar un operativo de inteligencia dentro de Villa Ventana desde el día Sábado en horas de la tarde en un sitio muy próximo a la finca ocupada por la malviviente y su pareja. Es importante reflejar, y a la vez indignante, que los malvivientes, con el dinero sustraído, adquieren un automóvil de alta gama y cinco perros de raza, amén de gastos por doquier. Este automóvil se hallaba estacionado en la finca que ocupaban en «su descanso de fin de semana». Pasada la noche del día sábado todos los puestos viales cercanos a la Villa se hallaban en apresto ante la inminente retirada de los mismos, cosa que se extendió hasta entrada la tarde del Domingo. Las horas fueron intensas como también los recursos puestos en esta tarea investigativa y el esfuerzo desmedido del personal, quienes sin escatimar cansancio aguardaron a la espera de un resultado satisfactorio para los damnificados y para la labor policial.
Muchas veces se critica al policía por la escasez de resultados, críticas para nada constructivas y hasta a veces carentes de fundamentos, basadas en el desconocimiento y también en el descontento lógico por la inseguridad reinante. Pero lo que a veces se ignora es que las leyes no van a la par de la labor policial, ya que las garantías están escritas y hay que respetarlas, muchas decisiones son exclusivas de los fiscales y jueces. La Policía es una herramienta de la Justicia, claro está, por lo tanto no juzga ni tiene poder de resolución. Los encargados de impartir justicia son quienes resuelven las aprehensiones, detenciones o liberaciones de los malvivientes. Y así se genera entonces el vaivén de culpas hacia un lado o hacia el otro, pero la balanza finalmente golpea al efectivo policial, quien es el que está expuesto ante la sociedad. Lo mismo sucede con la difusión de las identidades de los delincuentes, ni policía como tampoco ningún medio tiene la facultad de difundir sus datos personales ya que la ley los ampara.
Así, en horas de la tarde del domingo, los malvivientes abandonan la cabaña que ocupaban y son interceptados inmediatamente por los efectivos policiales, quienes cumplimentando la orden de allanamiento, proceden al secuestro de dinero en efectivo y éstos son trasladados a la sede policial de Sierra de la Ventana.
En todo momento los damnificados acompañaron los procedimientos, desde el minuto uno, pudiendo así ver, en primera persona, cómo se desarrollaba una investigación que procuraba arrojar el mejor resultado para ellos. Aprehendidos los malvivientes pudo verse reflejado en el rostro de todos los partícipes, un dejo de felicidad por la labor desarrollada, más allá del cansancio por las horas impuestas en esta tarea.
A sólo tres horas de realizado el exitoso procedimiento y finalizadas las diligencias policiales, los malvivientes quedaron en libertad por una decisión meramente judicial, abandonando así la comarca serrana en el automóvil adquirido con el dinero que sustrajeran del comercio propiedad de los damnificados.
Como corolario final, agrego la frase expresada por el oficial Maximiliano Fogel antes de cerrar la puerta de su despacho y que resume toda esta crónica: “Los logros de una organización son los resultados del esfuerzo combinado de todos los individuos”.