Es de los últimos 50 años un Día del Trabajador distinto, atípico, con características únicas y tal vez irrepetibles.
Veo en la cuarentena a los trabajadores en sus casas, algunos que esquivan indicaciones y trotan por mi calle, no veo el humo de las parrillas con el histórico asadito conmemorativo y por supuesto no veo esas hermosas columnas de trabajadores marchando.
No hay ollas populares, ni grandes actos conmemorativos, ni el cielo limpio de nubes, más bien por el contrario.
Es un 1° de Mayo distinto, no es ni bueno, ni malo. Distinto.
Los Argentinos nos encontramos con festejos íntimos, silenciosos, todo lo contrario a lo que conocemos, el grito de feliz día! al vecino, al trabajador, eso ha mutado en manitos de fuerza, y dedos haciendo la “V” por wattzapp. Se han transformado los abrazos en fotos compartidas y reenviadas miles de veces, en frases célebres, etc.
Es un 1° de Mayo donde nos pasamos el día silbando o tarareando bajito la marcha, extraño es no cantarla a viva voz un 1° de mayo. Estamos en tiempos de pandemia, es mi deseo que la cuarentena nos expulse de nuestras casas más generosos, más tolerantes, que el virus nos humanice y que podamos volver todos juntos a cantar, y compartir.
Feliz Día del Trabajador!
Lic. Carlos M. Dana