Camilo Sesto nació un día como hoy, 16 de septiembre, en Alcoy, un pueblo en Alicante, dentro de lo que es la Comunidad Valenciana. Era el cuarto hijo de Eliseo Blanes y Joaquina Cortés.
Primer dato que salta al leer en los impresos de sus LP: la autoría de la mayoría de sus canciones le pertenece figurando en ese caso con su nombre de bautizo: Camilo Blanes. ( Registradas tiene más de 400!)
En 1972 lo conocimos en Argentina por su presentación en Canal 9. Sus dos primeras canciones entonces: ‘Buenas Noches» y «Algo de mi», la primera un arreglo a pop de Juan Pardo sobre la Canción de cuba de Brahams, y la segunda de pura creación de Camilo. Algo de mi es, al día de hoy un clásico que se ha vuelto atemporal y muestra la poética y la musicalidad de este cantautor y también su calidad interpretativa y su sensibilidad.
Argentina le significó su primer disco de oro, (el primero de los muchos y valiosos premios que recibió a lo largo de su vida) y la puerta a toda Latinoamérica. A partir de allí y con al menos un LP por año, la carrera musical de Camilo ascendió a lo más alto que puede soñar un artista. Cómo bien dicen muchos, se convirtió en la banda sonora de la vida de millones de personas en el mundo. Sus canciones son micro historias desarrolladas con maestría, llegan porque describen muy bien los sentimientos más humanos tanto en el amor como en el dolor.
Sólo excepcionalmente recurrió a la inspiración ajena, como es el caso de «Amor, amar’, letra de Lucia Bose ( exceptuando el estribillo que es de Camilo y que le da el toque especialísimo a este clásico).
Aunque muchos lo ven como un cantante bonito por el que desmayaban las jovencitas, Camilo fue mucho más. En 1975 en pleno éxito de sus canciones románticas arriesgó todo su capital para llevar a escena, por primera vez en España (y cuando aún la censura franquista estaba vigente) la ópera rock Jesucristo Superstar, dónde despliega toda su maestría vocal y escénica ( atención metaleros que pueden sorprenderse y mucho) con los alcances increíbles de voz y dramatismo y no igualados por interpretaciones posteriores de otros cantantes!!! «Getsemaní» conmueve tanto a quienes fueron su público original como a las nuevas generaciones que rompiendo prejuicios se atreven a escucharlo.
Un dato que muestra la calidad humana de Camilo: al terminar la temporada de Jesucristo Superstar la empresa Gillette le ofreció 50 mil dólares por afeitarse la barba. Camilo aceptó y donó íntegramente el dinero a un orfanato ( este tipo de gestos sería reiterado a lo largo de su vida).
Otro clásico es «Perdóname», obra que lleva un plus: en 1982, en Mallorca, Camilo se la dedica a su madre y la emoción lo quiebra: hacia meses apenas había fallecido su padre. La respuesta del público fué ponerse de pie, aplaudirle y cantar con tal fervor que luego, en agradecimiento Camilo hizo subir a amigos suyos presentes como es el caso de Rocío Durcal, Junior y otros y cerró el concierto con todos ellos cantando juntos en el escenario.
Un sitio donde Camilo se sentía muy a gusto cantando era en «El gallo rojo» en el Campello. donde en ocasiones podía cantar en valenciano ( Som, canción bellísima del cantautor Raimon) o «Volver, volver’ a duoi con su amiga Rocío Durcal.
Como bien dicen los que saben, se puede ser entonado, aprender canto, pero artista se nace. Y Camilo lo demostraba con creces. Uno de los motivos por los cuáles no es frecuente que un cantante elija sus canciones es porque requieren un rango vocal muy amplio que muy pocos tienen.
Y también porque es imposible repetir el clima que él generaba en el escenario y en su público. Julio Iglesias le entrevistó en Chile, en Viña y luego de escucharle imitar a Raphael quedó casi sin aire y no pudo evitar decirle: «en la historia de la música de España tu estarás».
Camilo se retiró momentáneamente de los escenarios para poder ocuparse de su hijo, un hijo no buscado pero al que reconoció y le dió todo su amor de padre. «No quiero ser un padre de lejos, no quiero que me cuenten por teléfono que ya camina, que ya dice papá». Difícil resultó la situación para Camilo, y también un antes y un después en su vida.
En los 90 retomó el escenario. Camilo siempre defendió su privacidad aunque no pudo evitar la envidia y ensañamiento de la propia prensa española más ocupada en vender chismes que en valorar tamaño artista y ser humano. Camilo insistía: «si quieren saber de mi escuchen mis canciones»… Y si: en ellas está, matizada de metáforas, toda su vida.
Fiel a si mismo, auténtico en cada palabra nacida de su inspiración, sigue vigente generación tras generación, en quienes saben apreciar a un grande artista.
A su pueblo natal le dedicó en valenciano una canción que ya es himno para todos los Alcoyanos: «El meu cor es d’ALCOY»
Convocaba al amor y, como bien lo dijo, dió TODO DE SÍ a su público, único sitio en el mundo donde quizás su enorme soledad se calmaba. Soledad de los genios adelantados a su tiempo, soledad de un hombre muy sensible que puso su alma y su amor en cada instante y murió solo; pero vivirá eternamente en nuestro cariño y en la memoria popular pues sus canciones ya son para siempre.
GRACIAS CAMILO. GRACIAS POR TANTO!!!
Benedi Cefebec