Acompañados por dos días de condiciones meteorológicas primaverales, cientos de visitantes se volcaron a disfrutar del sol, los espacios verdes, ríos y arroyos; dando la fisionomía de una jornada de plena temporada turística en las sierras.
Los pronósticos menos alentadores especularon con ver las localidades del distrito de Tornquist con mucho movimiento, una vez que se levantaran los retenes que se montaron con motivo de la pandemia. Y, los más positivos, que todo desbordaría. Cerca estuvieron ambos, desde el viernes el movimiento vehicular y de peatones por las calles de la localidad dejaron de ser como las veníamos viendo en los últimos meses. Cola en la estación de servicio para cargar combustible, supermercados y verdulerías con caras desconocidas, el ulular de motores de cortar pasto, rompiendo el silencio de los barrios; Sierra no era la misma.
Propietarios de 2das residencias no esperaron, muchos llegaron durante el viernes y la mañana del sábado, pero a esto se sumaban vehículos que llegaban con mucho equipaje, buscando direcciones de complejos y arribando a viviendas que por muchos meses estuvieron cerradas. No quedaban dudas: sin controles, qué impedía al turismo llegar..?
Este domingo todo quedó plasmado en las postales de los Paradores, plazas y boulevares, cientos y por qué no miles de personas invadiendo todo. Las calles de Sierra de la Ventana volvieron a sentir el pisoteo del tranquilo paseandero, las vidrieras observadas y la sonrisa en el rostro de los comerciantes volvió.
Punto aparte es el respeto por los protocolos y el distanciamiento social. En su mayoría faltó, varios comerciantes nos informaron que debieron pedir retirarse de los locales por falta de barbijos o tapabocas, tanto a turistas como a propios clientes vecinos, que en forma totalmente relajada, salieron como si nada a hacer sus compras.
Estacionamiento en Los Angelitos, Barrio Golf.
En los balnearios hubo diferentes imágenes, en algunos como «La Hoya» la gente se mantuvo en sus mesas y deambulaba con los respectivos cuidados, en otros nada. Como si la pandemia no existiera al aire libre y en maya.
En el Balneario El Dique, sobre el río Sauce Grande se notaron grupos distanciados y respetando las burbujas familiares.
En tanto en el parador Namasté, que abrió los sanitarios exigiendo al ingreso respetar los protocolos sanitarios, se notó que la mayoría de los acampantes del día no tuvo ningún respeto por las medidas sanitarias dispuestas.
Este fin de semana debemos considerarlo una prueba piloto y las respuestas a tantas dudas e incógnitas de días atrás no terminan de develarse.
Si no existe un comportamiento de empatía y responsable, en adelante el futuro puede ser más incierto y lamentable de lo que esperamos.