Si bien los espacios abiertos disminuyen el riesgo de inhalar las pequeñas partículas que los humanos emiten al exhalar, en proximidad puede haber riesgo de contagio, por lo que especialistas aconsejan usar el barbijo y mantener distancia aún al aire libre.
Si bien los espacios abiertos disminuyen drásticamente el riesgo de inhalar los aerosoles (pequeñas partículas que los humanos emiten al exhalar) que se acumulan en ambientes cerrados, en proximidad (menos de dos metros) puede haber riesgo de contagio, por lo que los especialistas afirmaron que hay que continuar usando barbijo y mantener debida distancia aún al aire libre.
«Hay que distinguir dos tipos de contagio: en proximidad y a distancia. Al exhalar emitimos aerosoles o pequeñas partículas de fluido respiratorio que pueden contener virus infectivo. El contagio por aerosoles en proximidad es el que ocurre a menos de dos metros de la persona infectada, donde la concentración de aerosoles exhalados es mayor y por lo tanto, el riesgo de exposición es alto», señaló a Télam Andrea Pineda Rojas, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y del Conicet.
Y continuó: «En ambientes cerrados y mal ventilados, esos aerosoles se van acumulando en el aire y aunque estemos a más de dos metros de distancia del otro, al respirar podemos terminar inhalando suficiente cantidad como para contagiarnos, esto es lo que denominamos contagio a distancia».
«Promover encuentros y actividades al aire libre es muy importante porque en el exterior la probabilidad de contagio es muchísimo menor, aunque no es cero»
ANDREA PINEDA ROJAS
La especialista explicó que «los eventos de superpropagación, como el caso del coro de Estados Unidos (Skagit) donde se infectaron personas que estaban hasta 13 metros de distancia de la persona con Covid-19, muestran que el contagio a distancia no sólo es probable sino frecuente cuando se combinan los factores que favorecen estos eventos».
En este sentido, «promover encuentros y actividades al aire libre es muy importante porque en el exterior la probabilidad de contagio es muchísimo menor, aunque no es cero».
«Ahora bien -precisó- cuando uno está hablando con otra persona a una distancia menor de dos metros está expuesto a las gotas visibles de saliva y también a una mayor concentración de aerosoles potencialmente infectivos; la cantidad de aerosoles emitidos depende de la actividad respiratoria (si habla fuerte, canta, ríe es mayor) y su infectividad depende de la etapa de la enfermedad en la que esté la persona», describió.
Entonces, ya sea al aire libre o en el interior, «al estar a menos de dos metros el riesgo de contagio es alto; en ambientes cerrados es muy alto, pero en el exterior no tenemos ninguna seguridad de que no lo sea, a menos que haya suficiente viento para que los aerosoles se diluyan rápidamente».
En relación al contagio a distancia, el experto en calidad de aire y profesor de la Universidad Nacional de Colombia Néstor Rojas añadió un ejemplo para comprender cómo funcionan los aerosoles.
«Si uno está en un parque y siente olor a cigarrillo y mira a su alrededor y ve que la persona que está fumando está a más de dos metros significa que las condiciones atmosféricas no fueron suficientes para diluir el humo que está oliendo», describió.
«Si eso pasa con el humo del cigarrillo -continuó- lo mismo puede pasar con los aerosoles emitidos por una persona que contengan el virus; y esta analogía nos sirve para señalar que aún estando en el exterior a veces la ventilación es pobre, es decir que la dispersión atmosférica, y por lo tanto la dilución de los aerosoles en el aire, no es suficiente».
En este sentido, Pineda Rojas explicó que «la ventilación, que es la renovación del aire, es un concepto que también se utiliza para estudiar la contaminación del aire exterior: decimos que la atmósfera está bien ventilada cuando hay suficiente viento para mezclar el aire contaminado con aire limpio».
«Hay muy pocos estudios realizados sobre la transmisión de Covid-19 en exterior y hay que tener en cuenta que rastrear los contagios en espacios abiertos probablemente sea mucho más difícil que en ambientes cerrados«, sostuvo.
«Pero sabemos -continuó- que en ciertas actividades como manifestaciones, grupos de personas haciendo gimnasia, bares llenos, es decir donde haya mucha gente que está sin barbijo, hablando muy fuerte o haciendo actividad física, la emisión de aerosoles es potencialmente alta y no hay garantía de que la dilución atmosférica sea suficiente. Aún así, la posibilidad de acumulación es drásticamente inferior que en ambientes cerrados».
«De lo que sí hay evidencia es del contagio en el exterior en proximidad, generalmente asociado a personas hablando sin distancia ni barbijo. Entonces, cuando decimos que afuera el riesgo de contagio es muchísimo menor que en ambientes cerrados, hay que tener en cuenta que esto es en promedio, y que el riesgo de contagio en proximidad adentro o afuera es similar, a menos que haya viento», aseveró.
En relación a los barbijos, la investigadora de Conicet señaló que «lo que se está recomendando es que los tapabocas caseros tengan al menos tres capas y buen ajuste a toda la cara. Es muy importante el ajuste. Hay muchas personas que lo usan suelto y eso no sirve para los aerosoles, tanto para reducir su emisión como su inhalación», sostuvo.
Sobre este tema, Néstor Rojas señaló que «se puede tener un muy buen material filtrante pero mal usado, la eficacia del barbijo disminuye en un 50% o más por la falta de ajuste», además describió que «hay un tipo de barbijo que tienen una válvula a los costados y en esos se ha visto que permiten la salida de los aerosoles por lo que no deben usarse».
Finalmente, Pineda Rojas sostuvo que «lo que hoy se está promoviendo es usar varias capas de protección dado que es la suma de medidas lo que puede reducir el riesgo de contagio de manera significativa: que los encuentros sean al aire libre, con distancia y barbijo; que si tiene que ser en interior el ambiente esté bien ventilado con la menor cantidad de personas posible y durante el menor tiempo posible, además de distancia y el barbijo; en ningún caso el riesgo es cero a menos que te quedes en tu casa».
Por Natalia Concina
Telam