En el micro Tiempo Educativo durante el programa Un Mate y Un Café, entrevistamos al sacerdote Adrián Martínez, quién fuera párroco de nuestra comarca serrana y ahora se desempeña como responsable de la parroquia San José del barrio de Villa Mitre y de la parroquia San Miguel Arcángel de la localidad de General Cerri.
El motivo de la nota fue actualizar y ponernos más cerca la figura de Laura del Carmen Vicuña Pino, (Santiago de Chile 5/4/1891 – Junín de los Andes 22/01/1904), quien fuera protagonista de nuestro juego semanal en el cual sorteamos dos libros entre quienes aciertan la consigna. Adrián comenzó diciendo que era un gusto saludar a la audiencia y un gusto hacerlo para compartir la persona de Laura vicuña y de la manera como ella afrontó su vida.
Expresa de una forma personal y cercana que, “lo que más me impactó fue la capacidad de resiliencia de Laura, ella vive una historia muy común, como muchísima gente y le encuentra la vuelta para sobreponerse a algunas circunstancias que no las puede modificar, pero que la ayudan a vivir con sentido y disfrutar de la vida; vida que fue muy breve porque como la vida de muchas migrantes empobrecidas muere de una de las pandemia que asoló estas tierras mucho tiempo como lo fue la tuberculosis.
“Antes de enfermarse ella le encuentra el sentido a una vida muy dura y eso me alentó a hacer mi propia resiliencia.”
Para actualizar el mensaje de la vida de la Beata Laura Vicuña para los/as jóvenes de hoy, el Padre Adrián, cree que “Laura descubre dos secretos sin ningún camino complicado, se encuentra en Junín de los Andes, con una comunidad cristiana con todas sus luces y sombras no era un grupo de gente maravillosa como pasa en casi todos lados, y ella descubre como dos claves: una cosa muy típica de los curas y las monjas de Don Bosco como lo es la alegría, la otra disfrutar de las cosas que el día me presenta y que me hace gozarlo las cosas sencillas”.
Agrega que, “El otro secreto es que Laura descubre en Jesús y en los cristianos un lugar donde ella se pudo centrar en hacer que el otro la pase bien. Así ella se centró en que sus compañeras estuvieran bien, en que no deban hacer los trabajos feos. Es decir en síntesis, la alegría y que el otro esté bien.”
Además, “Laura fue una niña que sufrió violencia de género y violencia familiar, y se sobrepuso con estas dos herramientas que pudo encontrar en el contacto con el colegio cristiano.
Para dar contenido al evocar a Laura Vicuña como protectora de la familia Adrián relata pasajes centrales de su vida familiar, con sus luces y sus sombras, donde se puede apreciar claramente las adversidades durante la niñez y la adolescencia de Laura –con episodios de mucha actualidad-, y en estos contextos la joven descubre que esto no es todo, que la vida vale la pena disfrutarla, y que hay otras cosas que vale la pena gozarlas y compartirlas. Se va encariñando con las compañeras y hermanas religiosas del colegio. Laura descubre la grandeza del cuidado al otro/a.
La vida de Laura es aún hoy muy desconocida, y el padre Adrián cree que se debe a, “que es una niña, es pobre, viene de un lugar que hoy es un centro turísticos muy conocido pero en aquel momento era un pequeño y empobrecido paraje rural en la cordillera. No es una persona que ha encontrado valoración y relevancia recién ahora y muy lentamente. Como diría Eduardo Galeano, es parte de los nadies de la historia, de la gente que pasa desapercibida en nuestra Patria y nuestra Patria Grande.”
Agrega que “fue una jovencita que fue una niña buena que supo valorarse que supo valorar a su madre, que le insistió mucho a su mama sobre que ella podía tener una vida más digna, que no tuviera miedo en pasar hambre o que no les alcanzara, le expresaba que no tenía que quedarse a vivir con ese hombre que la maltrataba y no las respetaba; había que tomar una decisión para salir de esa encrucijada.”
Sobre su vida familiar el padre Adrián finaliza diciendo que, “Incluso cuando se moría, Laura que había escuchado que Jesús había entregado la vida, le dice a su mama que no quiere morirse para si sola y que quiere que su muerte tenga algún sentido y que le había dicho a Jesús que ella quería morirse para que su madre tengas el coraje de tomar la decisión de salir de la situación en la que está viviendo.”
Por último nos cuenta que luego de ser sepultada en San Martin de los Andes y ante peligro de inundaciones las hermanas de María Auxiliadora, traen sus restos que están en una urna en el templo del colegio María Auxiliadora de Bahía Blanca.
Al respecto de la actual pandemia nos dice claramente que con sensatez y apertura de corazón esta pandemia nos va ayudar a ser mejores y que ni bien tengamos oportunidad nos vacunemos porque como expresó el Papa Francisco, vacunarse es una cuestión ética, lo tengo que hacer por mi vecino por el bien del otro, no le puedo negar el derecho a vivir sanos que tiene el otro. La Pandemia creo que nos ayudo a recuperar la idea de que puedo ciudarte y que necesito que me cuides.
Aprovechamos a conversar sobre el Papa Francisco, sobre su decisión de ser sacerdote y nos deja un mensaje para toda nuestra comarca que como siempre nos deja mucha enseñanza e invita a la reflexión con razón y corazón.
Invitamos a escuchar toda la nota