Frente Popular 25 de febrero
DIFÍCIL LA REALIDAD PERO HAY PUEBLO, ALEGRÍA Y ESPERANZA
El final de 2016 ya está aquí, quedan por transitar apenas horas de los 366 de este año bisiesto que (nos ha traído numerosas penas en su transcurrir y pocas alegrías y desde el cual se hace difícil la esperanza) no nos ha privado de una sola pena en su transcurrir; un año ya desde que comenzó la odisea de los hechos que contradicen los discursos, con absoluto cinismo y total hipocresía.
No habían pasado los primeros doce días cuando ya quedó bien claro el diseño, el tantas veces nombrado modelo neoliberal mostraba en escena quiénes son los verdaderos dueños y quiénes volvieron a ser los excluidos del país. Nuestro país comenzaba a ser gobernado por gerentes que debían cumplir el mandato de borrar de la faz de la tierra toda restauración de derechos, los avances contra la pobreza o el buen empleo de la inteligencia en beneficio de la sociedad.
La derecha oligárquica – neo liberal – había llegado al gobierno engañando al electorado con un mensaje de alegría, desarrollo para todos y unidad con orden y paz; propuestas que, a poco de andar se fueron desvaneciendo como el salario de nuestros bolsillos y aparecieron las verdaderas intenciones del actual gobierno montadas sobre la matriz autoritaria que pervive en nuestra idiosincrasia modelada en función de los mensajes ancestrales, no siempre democráticos, no siempre justos, casi siempre determinantes y que están presentes todavía hoy, pasada más de una década y media del siglo XXI.
Los agro exportadores primero, después las mineras y un poco más tarde las empresas eléctricas, recibieron una descomunal transferencia de riqueza mientras se trituró sin piedad el salario de los trabajadores; a puro mandoble de decretos se pisoteó la constitución, el poder judicial, de rodillas, se puso al servicio de los intereses del relato de los vencedores como lo hizo siempre, también en los períodos de gobiernos de facto. Sin respeto por la independencia de poderes, toda ley que fuera promulgada en favor de las mayorías fue atacada por el veto presidencial.
Los representantes del pueblo en el poder legislativo no hallaron la energía que hizo falta o se acomodaron a los nuevos tiempos, no encontrando cómo oponerse a los atropellos como si se les hubiera borrado de la memoria el peligro que éstos entrañan.
Sin ningún pudor, haciendo gala de una moralidad de la que carecen, se nos aleccionó sobre nuestros deberes al mismo tiempo que se conculcaban nuestros derechos, con el más completo desprecio por nuestros ideales y de su incidencia en los actos que beneficiaron a la nación.
Un nuevo elemento hace su aparición y es la correlación sin tapujos del partido judicial, un Poder Judicial que es brazo ejecutor de los deseos y necesidades de la administración, escandalizando hasta a los propios miembros del actual gobierno o sus socios políticos que aún conservan algo de sentido común. Milagro Sala sigue presa en la Jujuy gobernada por la arbitrariedad, como botón de muestra del estado de derecho avasallado por una política negatoria de los derechos humanos más elementales, en particular si se trata de reprimir y judicializar la protesta social; Cristina Fernandez, que reclamo una auditoría a toda la obra pública, está procesada por las dudas y Baez por un montón de delitos que tal como las excavaciones no llegaran a nada. En nombre de la justicia, se ensañan con obscenidad descarada para disciplinar a los que piensan diferente con oscuras intenciones de proscripción en las próximas elecciones, repitiendo hechos que la historia certifica.
Lo que si es cierto es que como siempre sólo así se distrae a la opinión pública de los tarifazos impagables, de los miles de despidos, la destrucción de la industria nacional y las economías regionales; de la precarización de las fuentes laborales, de la falta de posibilidades que acorralan a las familias; la niñez desprotegida; los inmigrantes de los países hermanos estigmatizados y perseguidos; y de tantos otros rostros de un país que se achica para muchos y se agranda para pocos.
La ley de Medios ya no existe y se profundizó la concentración el mayor poder comunicacional del país en quienes hoy nos imponen su propio Ministro de Economía. ARSAT, YPF; CONICET, ANSES, PAMI desfinanciados, la soberanía satelital abortada, la investigación científica recortada y una política exterior vergonzante sobre todo en materia de la soberanía sobre las islas Malvinas.
La persona que hoy pierde su mirada en la pantalla que no le cuenta nada de la cruda realidad que la lastima y espera que, por fin, un cliente entre a comprar es la misma que hasta el año pasado transpiraba odio por culpa de la cadena nacional mientras vendía bollos a manos llenas.
El trabajo de marketing les salió perfecto y el blindaje mediático que protege al modelo es muy eficiente. Las personas comunes – en general – creen en ellos de buena fe, concentradas en mantenerse en equilibrio sobre el andamiaje de su vivir y, miran hacia otro lado pretextando indiferencia; envisten de autoridad sin límites al autoritario, delegan sus deberes en manos del que detenta el poder, reclaman en las ventanillas equivocadas, patean la pelota afuera y bien lejos, sueñan con que sólo los otros sean las víctimas, se niegan a admitir que no son más que un recurso sin advertir que contribuyen a la indignidad de la explotación de su esfuerzo y que, en cuanto menos lo esperen, estarán otra vez en un país de desocupados, denegados, aterrados, con la realidad haciendo estallar los muros y exponiendo las miserias a la vista de todos.
Pero ya lo sabíamos, a los militantes del proyecto nacional, popular y democrático no nos sorprende porque nunca nos llamamos a engaño, este año pasó según lo planificado y es lo que seguirá pasando corregido y aumentado si no asumimos que, para avanzar en la construcción de la democracia sobre una base firme, es imprescindible no perder de vista lo que realmente importa, o sea el fortalecimiento del estado de derecho, la independencia de los poderes, el respeto por las libertades de los ciudadanos de una república consolidada.
El desafío es enorme; la realidad tan difícil nos confirma en nuestra convicción y nos estimula a juntar la energía que nos haga fuerte en la diversidad, en lo solidario, en la cooperación, en la alegría y en la esperanza más allá de las dificultades, sin perder de vista que el objetivo es vivir con dignidad en la patria que soñamos.