El cantor, quien al inicio de la pandemia cantaba desde su balcón y era conocido como “el tenor de los balcones”, fue despedido con un gran aplauso por los vecinos de su barrio.
El cantor Julio Irigoyen, quien al inicio de la pandemia cantaba desde su balcón y era conocido como “el tenor de los balcones” o el tenor de Almagro», murió tras contagiarse de coronavirus, y fue despedido con un gran aplauso por los vecinos del barrio porteño que se acercaron al edificio en que vivía.
Irigoyen se había convertido en un símbolo de la cuarentena, desde que decidió acompañar y entretener a partir de su voz a las personas que vivían cerca de su casa durante los primeros meses del aislamiento estricto el año pasado.
A partir de ese momento fue entrevistado por varios medios de comunicación, por sus «mini-recitales» desde su balcón, todos los días a las 18.
Los vecinos comenzaron a filmarlo e Irigoyen se volvió viral; su repertorio abarcaba desde el “Ave María” hasta el Himno nacional.
En el último tiempo, Julio había comenzado a dar recitales virtuales, que transmitía a través de sus redes sociales.
Tanto él como toda su familia contrajeron coronavirus y el tenor falleció debido a complicaciones derivadas de la enfermedad. Al enterarse de la noticia a través de un comunicado, los vecinos de la zona se acercaron al edificio para aplaudir en homenaje a Irigoyen.
Al escucharlos, la esposa y los hijos del tenor salieron al balcón y, conmovidos, agradecieron el reconocimiento a un hombre que aportó calidez desde su voz en los tiempos más duros del aislamiento.