En vísperas de un nuevo aniversario del Día Internacional de la Juventud, Télam consultó a especialistas sobre las estrategias de apelación electoral a las juventudes.Por Silvina Caputo – En la Semana de la Juventudes, en la que el Gobierno lanzó una batería de políticas públicas para esas generaciones, la búsqueda del voto joven, como también el debate sobre la orientación de la rebeldía y la amenaza del desinterés y la apatía, quedaron en el centro del debate para los analistas en opinión pública.
La reflexión sobre estos temas resurgió con el inicio de la campaña electoral y en las últimas semanas se convirtió en una cuestión ineludible de la agenda, por lo que Télam, en vísperas de un nuevo aniversario del Día Internacional de la Juventud, que se celebra este jueves, consultó a un grupo de investigadores que monitorean el fenómeno.
Quienes analizan estas cuestiones desde encuestas y estudios cualitativos coinciden en que la apelación a las juventudes se realiza con campañas direccionadas a través de expresiones artísticas, acciones de gobierno que buscan ampliar derechos, pero también desde la exacerbación de ideas individualistas que se presentan como transgresoras.
Estas son algunas de las iniciativas y estrategias que los partidos y coaliciones están poniendo en práctica en esta nueva coyuntura electoral, con la intención de captar el voto joven -que según los especialistas reúne al 20 por ciento del padrón-, una búsqueda que se complejiza más en tiempos de pandemia.
Los investigadores Shila Vilker, de la consultora Trespuntozero, y Nicolás Bertone, de Zuban Córdoba, describieron en diálogo con esta agencia las particularidades del electorado de 16 a 25 años, mientras que el sociólogo y analista político Carlos De Angelis analizó los cruces entre rango etario y clase social, como también sus impactos electorales.
También compartió algunas conclusiones la investigadora del Conicet y docente de la UBA Melina Vázquez, quien hace unos días presentó un informe sobre «acciones colectivas juveniles durante la pandemia» en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España y México.
Vilker, por caso, diferenció «cuatro sensibilidades juveniles» a la hora de describir las maneras de ser joven en la Argentina actual, y en ese sentido enumeró «la lógica antisistema» de los jóvenes definidos como libertarios; «los jóvenes atravesados por la matriz ecológica, feminista y contraheteronormativa»; un arquetipo juvenil «de clase media baja del conurbano»; y finalmente «el joven desinteresado», sin consumo de medios, desinformado sobre la actualidad política y al mismo tiempo usuario activo en las redes.
En relación a la primera categoría, Vilker señaló que ese grupo expresa una «lógica antisistema en la que el ambiente más libertario pesa menos que lo ideológico», mientras que al segundo colectivo generacional los definió como «jóvenes atravesados por la matriz ecológica, feminista o contraheteronormativa» que tienen una «concepción en la vida común» que busca mayor armonía entre la humanidad, los animales y la naturaleza.
Sobre esta última clasificación, la consultora planteó que ese modo de ser jóvenes expresa una «matriz mucho más colectiva y, por lo general, son los segmentos más formados, de una clase media para arriba, con un muy fuerte compromiso con las causas».
En relación a los jóvenes «de clase media baja del conurbano», los describió como «pibes que yo llamo ‘los jóvenes viejos’, porque aspiran a lograr lo que lograron sus viejos, pero están sumidos en un pesimismo dramático», y sobre este diagnóstico subrayó: «La pandemia trajo dos sentimientos, que son incertidumbre y desánimo, y eso atraviesa las elecciones».
Por último, añadió Vilker, «el cuarto tipo de segmento (juvenil) son los jóvenes desinteresados, que no conocen a las figuras (de la política), no saben nada, no tienen consumo de medios pero las redes les dan mucha información fragmentaria», afirmó.
Bertone, por su parte, analizó la actualidad de la franja etaria de 16 a 25 años y para eso se basó en los resultados de un relevamiento realizado recientemente, sobre el cual planteó: «Desde la consultora observamos que los jóvenes están mas vinculados a moverse en dos extremos: uno es el cuidado colectivo, y el otro, pensar que las instituciones no han respondido, por eso son tan atractivas las ideas libertarias».
«Estas ideas (con eje en la libertad individual y que promueven un Estado mínimo) expresan rebeldía, por lo cual es importante que los partidos hagan renacer el sentimiento de confianza», advirtió Bertone, quien por otro lado adelantó que debido a la pandemia «la campaña será muy digital», un rasgo que «la derecha ha sabido interpretar».
En tanto, De Angelis analizó que «el voto joven, en general, es un electorado importante, porque tiene mucho peso electoral», pero al repasar los mensajes que circulan en esta campaña electoral observó que los distintos candidatos «no le están hablando a nadie» de esa franja etaria, al menos hasta ahora, y por otro lado reconoció que «en momentos de pandemia» es complejo o muy difícil «generar políticas de primer empleo».
Para De Angelis, esa «falta de convocatoria directa» por parte de las distintas coaliciones electorales «está impactando diferencialmente» a los jóvenes «que tienen 16 o 17 y no pudieron terminar el secundario», y sobre ese punto evaluó que ante el llamado a las urnas para las PASO del 12 de septiembre y las generales del 14 de noviembre «ese sector está realmente desorientado del voto».
«En medio de la pandemia, muchos no irán (a votar) por falta de entusiasmo», vaticinó el sociólogo y director del Centro de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
«El riesgo es que quede este grupo etario quede aislado y que los únicos (actores políticos) que les dirijan discursos, por cierto disruptivos, sean los libertarios como este hombre, (el influencer, abogado y especialista en Bitcoins) Carlos Maslatón, que salió de las redes sociales», remarcó.
En ese sentido, al referirse a las convocatorias del sector ‘libertario’ y anticuarentena, De Angelis sostuvo que «convocan a través de las rebeldías, porque en plena pandemia te invitan a no usar barbijo o ir a fiestas clandestinas», y agregó que en lo discursivo siempre le están hablando a un «sector de clase media, media alta», porque el otro grupo social de jóvenes «no tiene plata para ir a un restaurante» y «queda aislado».
Finalmente, la investigadora Vázquez, doctora en Ciencias Sociales y especializada en juventudes y ciclos políticos, resaltó en diálogo con esta agencia que «desde 1983, la participación promedio de votantes en Argentina es del 80%», una cifra que «no encuentra diferencias al analizar la participación de jóvenes de 18 a 25 años de edad».
«Las juventudes de 16 y 17 años votan en promedio un 20% menos», acotó Vázquez, y recordó que en el año 2012 se sancionó la Ley de Ciudadanía Argentina «que propuso ampliar no obligatoriamente el voto en esa franja», un objetivo que a pesar de todo se fue cumpliendo ya que la participación electoral de esa grupo poblacional «ha ido en aumento».
«Al mismo tiempo, los partidos han empezado a diseñar campañas juveniles y del mismo modo comenzaron a aparecer figuras, candidatos como (la legisladora porteña) Ofelia Fernández (del espacio Patria Grande, que forma parte del Frente de Todos), por ejemplo, o Delfina Ezeiza (precandidata por el partido Libertario y cercana al precandidato a diputado nacional por la CABA Javier Milei)», repasó.
«Sin embargo, sigue habiendo una desproporción en la cantidad de candidatos respecto del padrón que representan», puntualizó.
Según la analista, «hay más votantes que referentes juveniles, y habría que analizar si esto tiene que ver con una cuestión de cupos o con una representación política juvenil vinculada a militancia, luchas, como es el caso de Ofelia», consideró.
En contraste, «el caso de Delfina Ezeiza, precandidata a legisladora porteña por La Libertad Avanza, toma desde ese espacio la metodología de combinar elementos disruptivos con otros conservadores. Ella está en contra de la ESI (Educación Sexual Integral) con el argumento de que el Estado no debe entrometerse en la vida de las personas», describió.
En otro orden, la investigadora del Conicet observó que «las juventudes toman de sus espacios las ideas que buscan representar, pero apuntan a un cambio de sentido, que se impone o se evidencia a través de expresiones artísticas», y ejemplificó con un antecedente extremo, que implicó un delito y derivó en una denuncia judicial por incitación a la violencia, como la colocación de bolsas mortuorias en las rejas de la Casa Rosada con nombres de dirigentes políticos, gremiales y personalidades de los Derechos Humanos cercanos al oficialismo.
Sobre ese episodio, Vázquez aseguró que «el pensamiento es el mismo» pero la supuesta «expresión artística» correspondió «a los más jóvenes», tras lo cual agregó que «difícilmente lo hubiéramos visto ahí a Ricardo López Murphy».
Vázquez añadió, por otra parte, que a la hora de analizar el comportamiento de los jóvenes hay que tener en cuenta que «ser joven no es un atributo de la biología, sino que tiene que ver con prácticas sociales» que a su vez están atravesadas con el hecho de «hacerse jóvenes a través de la escuela a la que van, de las prácticas sociales que realizan, con la política, la música».
«Todas las campañas electorales aparecen vinculadas con estos aspectos; de hecho esta semana el presidente Alberto Fernández lanzó en la Semana de Juventudes, un portal donde a través de la música se expresan las formas de ser», destacó la socióloga, y en ese marco mencionó «a (Amado) Boudou tocando la guitarra» como más recientemente a «Milei, con su promoción del tema ‘Se viene el estallido'».
Y para completar ese análisis, insistió en que «todos buscan captar a ese segmento» del electorado, para lo cual «el Frente de Todos le habla a los jóvenes sobre el compromiso político y militante, mientras que desde la derecha el discurso es la anti-política y la exacerbación de la mirada negativa sobre los políticos».
«Las derechas empezaron a construir una agenda para los jóvenes y con la pandemia empezaron a diseñar una épica de la movilización en las calles que antes solo estaba reservada al peronismo», subrayó, y en esa narrativa política -que ahora busca ser asociada al valor de la transgresión- apuntó que el eje pasa por «resignificar la consigna de la defensa de la libertad».
Sin embargo, en referencia a ese tipo de discursos, De Angelis indicó que la convocatoria a la libertad individual como único valor a proteger impacta únicamente sobre un sector o franja «muy clara» de la población juvenil, que son las franjas etarias de «clase media y media alta».
Por otro lado, tanto De Angelis como Vázquez coincidieron en que otro factor clave en la convocatoria a los sectores juveniles tiene que ver con «la revalorización de las políticas de agenda feminista impulsadas desde el gobierno de Alberto Fernández».
Ambos evaluaron que leyes como la Interrupción Voluntaria y Legal del Embarazo (IVE/ILE) como el paradigma feminista incorporado a las políticas públicas «convocan a las juventudes en el avance de conquistas y derechos».