Formalmente independiente del Reino Unido desde 1966, la pequeña isla caribeña cambió del sistema monárquico hacia un gobierno republicano tras casi cuatro siglos.
La isla de Barbados es desde este martes la república más joven del mundo al entrar en vigencia su decisión de cortar lazos con la reina Isabel II, aunque seguirá dentro de la Commonwealth, en una jornada en la que, en medio de una gran celebración cultural, juró como jefa de Estado la hasta ahora gobernadora Sandra Mason y se declaró heroína nacional a la cantante Rihanna, probablemente la ciudadana actual más conocida del país.
Con el retiro del reconocimiento como jefa de Estado a la reina de Inglaterra, Barbados copia el camino de otras naciones de la región: Mauricio se desvinculó en 1992; Trinidad y Tobago lo hizo en 1976; Dominica en 1978 y Guyana, que se independizó en 1970.
En rigor, la isla caribeña es formalmente independiente desde el 30 de noviembre de 1966, hace justo hoy 55 años, pero la nueva decisión implica una transición desde una monarquía a una república, tras cuatro siglos de sumisión a Londres.
La decisión de renunciar a la monarquía y optar por la república se tomó hace ya un año. «Ha llegado el momento de dejar atrás nuestro pasado colonial», anunció entonces la primera ministra, Mia Mottley, que hoy puso en funciones a Mason.
De los actos, que se iniciaron a la medianoche de este martes con un show de fuegos artificiales, participó el príncipe Carlos en representación de la reina Isabel II.
En su discurso, el príncipe de Gales señaló que la esclavitud es una «atrocidad espantosa» que «mancha para siempre» la historia de Reino Unido, y destacó que respeta la decisión de isla de cortar lazos con la monarquía.
La propia Isabel II expresó sus «felicitaciones» tanto a Mason como a «todos los barbadenses» con motivo de «esta importante ocasión».
«Visité por primera vez su hermoso país en vísperas de la independencia, a principios de 1966, y estoy muy contenta de que mi hijo esté con ustedes hoy. Desde entonces, el pueblo de Barbados ha tenido un lugar especial en mi corazón», subrayó.
La reina reseñó que «a lo largo de los años” los dos países disfrutaron de “una asociación basada en valores comunes, prosperidad compartida y una estrecha colaboración en una amplia gama de temas” y celebró que Barbados “siga siendo un participante activo dentro del Commonwealth”.
En su discurso de proclamación, en tanto, Mason -hasta ahora gobernadora general- expresó que los isleños ahora tienen «el futuro en sus manos» y puso de relieve que la población deberá verse como «líder y agente del cambio».
En la ceremonia en la que Mason juró el cargo, en la capital del país, Bridgetown, se sustituyó además el estandarte real por la bandera presidencial.
«Yo, Sandra Prunella Mason, juro ser fiel y guardar verdadera lealtad a Barbados de acuerdo con la ley, con la ayuda de Dios», dijo la nueva presidenta.
En uno de los primeros actos de la nueva república, la primera ministra Mia Mottley otorgó a Robyn Rihanna Fenty, conocida simplemente como Riahanna, el título de heroína nacional por haber infundido «imaginación al mundo” y “por encima de todo, por su extraordinario compromiso con su tierra de nacimiento».
No es la primera distinción para la estrella mundial: Barbados ya le había otorgado el título de embajadora extraordinaria y plenipotenciaria a la varias veces ganadora del premio Grammy y le encargó la promoción del turismo y la educación.
Mottley también alabó los orígenes humildes de Rihanna, nacida hace 33 años en Saint Michel y criada en Bridgetown.
El acto de gobierno no estuvo abierto al público, pese a que el toque de queda por la pandemia de Covid-19 tuvo una suspensión temporal justamente para que los locales pudieran asistir a los festejos.
También el primer ministro británico, Boris Johnson, tuvo algo para decir sobre este paso de la isla caribeña: «Seguiremos siendo amigos y aliados incondicionales, aprovechando las afinidades y conexiones duraderas entre nuestros pueblos y el vínculo especial del Commonwealth», escribió el lunes en un comunicado.
Durante su breve paso por Barbados, el príncipe Carlos fue centro de críticas por unos comentarios que supuestamente hizo años atrás sobre el color de piel de los futuros hijos de su hijo Harry y Meghan Markle.
Recogidas en un libro de inminente aparición, esas declaraciones fueron desmentidas por la oficina del príncipe: «Esto es ficción y no merece más comentarios», dijo un vocero de la corona.
La influencia británica y el racismo fueron dos elementos clave en la decisión de Barbados de convertirse en república, porque el legado de siglos de esclavitud sigue marcado a fuego en la isla.
También fue cuestionada la decisión de la primera ministra Mottley de concederle a Carlos la Orden de la Libertad de Barbados, el más alto honor nacional.
Con su nuevo estatus, a la isla le tocarán enfrentar varios problemas encadenados: la crisis económica provocada por la pandemia, que mostró de modo brutal la dependencia del turismo y especialmente del proveniente del Reino Unido, y el consecuente desempleo de casi el 16%, 9 puntos porcentuales más que en años anteriores.