Reconoce que Cambiemos debió imponer controles de capitales para evitar la fuga de los 45 mil millones; asegura que tendrían que haber reestructurado la deuda y, además, admite que el diagnóstico de ajustar para bajar la inflación, no funciona.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer, finalmente, las conclusiones de su investigación interna sobre el préstamo de 57 mil millones de dólares (45 mil millones efectivos) que le otorgó al gobierno de Mauricio Macri. Un crédito que no sólo fue el más alto de Argentina, sino también el mayor en la historia del organismo internacional. Los detalles muestran una crítica lapidaria a los desmanejos de política económica de Cambiemos y, además, un duro diagnóstico sobre las medidas que no se tomaron para evitar la fuga del dinero de ese desembolso. Casi un dardo director al modelo económico del macrismo, antes y después de la toma del proceso de endeudamiento.
«El programa de 2018 con Argentina no cumplió los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad fiscal externa”, apuntó el FMI, y agregó que «la estrategia económica de Macri fue demasiado frágil». Por otra parte, el organismo intenta desmarcarse cuando asegura que «había puesto de relieve las vulnerabilidades de Argentina antes del programa, pero dio por sentada la decisión de la administración de abrir la cuenta de capital y perseguir metas de inflación”.
El título del trabajo es “Evaluación Ex Post” (EPE, por sus siglas en inglés), y fue elaborado por el Staff de la entidad que conduce Kristalina Georgieva, una división con peso político y técnico fuerte. El principal autor fue Odd Per Brekk, un economista nacido en Noruega que ocupa el cargo de vice del Departamento de Asia-Pacífico el FMI. La crítica del organismo, que de algún modo es también una autocrítica indirecta, se apoya en tres pilares:
1. Que el Gobierno de Macri debió interponer controles de capitales para ordenar los flujos y evitar fuga de divisas, que es lo que terminó ocurriendo antes y después de tomado el crédito. De hecho, si se mide la fuga en los meses posteriores y teniendo en cuenta que el dinero es fungible, se fue del país casi la totalidad del préstamo.
2. Que la administración de Cambiemos debió poner en práctica, ni bien tomado el crédito, una reestructuración que pensara en un acuerdo posible para saldar la deuda. Y que, además, haciendo eso hubiese despejado el escenario de necesidades de financiamiento de corto plazo. Algo que nunca se llevó a cabo y que empezó a hacer el Gobierno de Alberto Fernández ni bien iniciada la gestión.
3. Que, conceptualmente y en lo práctico, la idea de hacer un ajuste para controlar la inflación, no resultó. El FMI apunta en el trabajo que la inflación es un fenómeno “multicausal”, más que simplemente algo monetario. También acepta que las políticas de coordinación hubieran ayudado a fijar expectativas en torno a una menor tasa de inflación, pero éstas no fueron consideradas adecuadas por el gobierno de Macri.
En paralelo, el organismo admite que el programa Stand By tomado a mediados del 2018 no logró el objetivo de generar más confianza. Si bien el FMI no lo pone en letras de molde, la lectura sobre ese punto es una admisión de que el crédito fue geopolítico y para un sostén de un modelo que precisaba financiamiento de un rumbo que se veía complejo porque Argentina ya estaba en una crisis seria no sólo de ingresos, sino de actividad.
La letra fina y la «autocrítica»
«Los directores puntualizaron varias lecciones que deja este programa del FMI. Primero, que hay que incorporar perspectivas económicas reales. Supuestos realistas», afirma el organismo admitiendo una autocrítica muy leve. Y agregan que, en segundo lugar, los programas «deberían guiarse por las circunstancias de cada país, incluyendo consideraciones de sus políticas económicas» aún si esas fueran contrarias al pensamiento del FMI. También destacan que debieran comunicarse mejor las situaciones y, por último admiten que habría que revisar las cargas de negociación en «acuerdos de acceso excepcional».
En paralelo, los directores del Fondo destacaron que las conclusiones del EPE serán de utilidad para nutrir las conversaciones por el nuevo programa con Argentina. Y admitieron que el programa de 2018 no cumplió con sus objetivos: entre ellos, restablecer la confianza de los mercados, reducir los desequilibrios externos y fiscales, reducir la inflación, y proteger a los segmentos más vulnerables de la población.
Asimismo, el FMI señaló que el gobierno anterior le impuso límites, “ líneas rojas”, al Fondo en dos puntos centrales: reestructuración de deuda y control de capitales. Con esa idea fomenta el organismo que el dinero prestado se fue a la fuga. De todos modos, hubo directores que consideraron que poner un «cepo» más fuerte iba en contra de la ida de recrear la confianza.
También el informe reporta que «se podría haber dado un lugar más relevante a los riesgos más amplios, y la Junta de Directores podría haber participado de manera anticipada y con mayor profundidad en el proceso. Muchos Directores consideraron que si se realizara una evaluación del Stand By de 2018 con Argentina por parte de la Oficina de Evaluación Independiente, se podrían complementar las conclusiones de la EPE».