Soy una vecina damnificada, una de las tantas que en “El Mirador” no tuvo agua este fin de semana extra largo.
Es posible que gran parte de la población estable que tiene sus casas en terrenos más bajos no se enterara de este problema como es probable que tampoco se enteraran los cientos de turistas que eligieron visitar Sierra de la Ventana.
Por eso escribo estas líneas, para contarles que estuvimos literalmente sin agua desde el anochecer del domingo, el lunes y el martes durante todo el día. Hoy, miércoles, seguimos en la misma condición.
Cuando preguntamos, nos dijeron que “el viernes 25 de febrero una de las bombas dejó de funcionar y las otras (no sé cuantas, ¿dos, tres quizás?) no dan abasto. Que no cortaron el servicio, que el agua como entra sale”.
Eso… así como entraba el agua salía… ¿hacia adónde?
Pensamos que hacia abajo, pasando sin detenerse por efecto ¿de la gravedad o de la falta de reacción para la rápida solución y/o de la absoluta ausencia de planificación?
Porque hasta para elaborar un elemental cronograma de distribución equitativa de un elemento tan vital para todes sin distinción se necesita planificar, ya no digamos lo esencial que es para gestionar de manera adecuada a la hora de hacer frente a una contingencia que – se sabe – va a privar de agua al, menos, a una parte de la población.
Ya nos pasó en enero pero, como COOPERSIVE hizo público su programa de cortes de luz, pudimos prever en qué momento nos faltaría el agua. Esta vez nada… ni un aviso… nada, que le toque a quien le toque y que siga la fiesta.
En nuestras casas ubicadas “un poco más arriba” que las demás, el agua simplemente dejó de salir de las cañerías … dos cuadras más abajo alguna gente regaba sus jardines con alta presión en sus mangueras.
Entonces, es muy evidente que no se tomó ningún recaudo para evitar que algunes fuéramos privados de un derecho humano indispensable para vivir dignamente y lo que es peor, tampoco se advierte que estén asumiendo su responsabilidad en esta lamentable situación quienes deben gestionar eficientemente para que no pase (que no son los trabajadores de Aguas precisamente).
Muy pronto llegará Semana Santa y, como siempre sucede, Sierra de la Ventana se llenará de turistas deseosos de disfrutar de la belleza inconmensurable de las sierras.
¿Ya se está trabajando para mejorar de verdad el servicio o seguirán poniendo parches que, cada vez, sirven menos para tapar deficiencias?, ¿están empezando a darse cuenta de que ya no sirve como excusa señalar a la gente común como gran derrochadora del agua?; por casualidad ¿ya están pensando cómo gestionarán la siguiente crisis o dejarán que los males perduren y resistan inmutables hasta que dejemos de reclamar o denunciar? ¿o nosotres – “les de arriba” – tendremos que resignarnos a vivir en el infierno cada vez que se llene de turistas el paraíso?