El edil de Juntos por el Cambio, Juan Cruz Marzialetti, habló sobre la problemática que invade a la comarca y que al mismo tiempo ya es tratada tanto en Coronel Suárez como en Pringles.
Juan Cruz Marzialetti no solo es concejal en Tornquist. Su pasión desde muy chico son los animales y es por eso que al terminar el secundario no dudó en volcarse a estudiar veterinaria.
Quizás por eso el tema de los perros sueltos y sin control en toda la comarca le pega de cerca, y máxime si se toma en consideración que municipios vecinos como Suárez o Pringles ya han tomado cartas en el asunto.
Al respecto el edil afirmó que “siempre que uno toma decisiones que pueden marcar una diferencia en cuanto a una situación puede generar ruido. Hay gente que va a estar a favor y otra en contra. Es un tema que hay que abordarlo y darle una solución. Principalmente en Saldungaray es terrible la cantidad de perros que andan en la calle. La mayoría tienen dueños pero están en la calle”.
Siguiendo en esa línea comentó que “hay que educar a sus dueños sobre cómo deben andar estos animales en la vía pública. A veces en las poblaciones chicas cuesta que tomen en cuenta estos mensajes. Por ahora no pasó nada grave, el día que pase una desgracia el perro va a dejar de tener dueño”.
En otro pasaje de la charla, Juan Cruz refirió que “hacer un registro de los animales, comenzando por los más grandes o peligrosos, para vincular de esa manera al perro con un dueño” sería un primer paso más que importante.
Sobre ese seguimiento, Marzialetti confió en que “el chip no produce ningún tipo de alteración en la salud del animal. Es un material que está esterilizado. Debe inocularlo un profesional y es un material que el cuerpo no rechaza por la composición que tiene. Queda alojado en el subcutáneo y no afecta al animal”.
Volviendo sobre sus dichos, destacó una vez más que “acá el tema es la concientización primero y luego el seguimiento, no solo de los inspectores sino los lectores necesarios para scanear y conocer quién es el dueño de ese perro”.
Reflexionando en voz alta, aseguró que “sería ideal que las veterinarias sean un filtro importante y se aliviaría el trabajo en relación a los que andan sueltos en la vía pública, que estadísticamente son los que menos visitan la veterinaria”.
Sobre el personal que se necesitaría para llevar adelante estos controles, el veterinario contó que “deberían ser cuatro personas al menos las destinadas al control de animales. Uno debe tener conocimiento de cómo manipularlos. Ese número alcanzaría para hacerlo rotativo y por localidad”.