El equipo de Battaglia sumó la 16º copa nacional de su historia. Marcos Rojo, con mucha ayuda de Marinelli, abrió la cuenta cuando se moría el primer tiempo. En el segundo, en el mejor momento del Matador, Fabra se inventó un verdadero golazo. Vázquez puso el tercero cuando ya estaba todo definido en Córdoba.
Un blooper rival le permitió romper la paridad y una virtud propia, definir el encuentro. Gracias a un error de Marinelli y un golazo de Fabra, Boca le ganó 3 a 0 a Tigre -Vázquez puso el tercero sobre el final- y se consagró campeón de Copa de la Liga. El equipo de Sebastián Battaglia llegaba inmerso en dudas por su nivel futbolístico y su incierto futuro en la Copa Libertadores, pero en la final disputada en Córdoba se mostró superior a los dirigidos por Diego Martínez y pudieron festejar la 16º copa nacional de su historia.
Por Tigre, que vio concluir su sueño de convertirse en campeón apenas ascendido a la Primera División, el destino no estuvo de su lado. No sólo por el error de Marinelli justo cuando se terminaba el primer tiempo, sino porque cuando mejor jugó, incluso acorralando a Boca contra su arco, apareció la jerarquía de Fabra en su máxima expresión.
El gol de Benedetto que no fue
La primera emoción de la final llegó pasado los 20 minutos. Tras un flojo arraqnue, Boca se fue acomodando con el correr de los minutos e incluso llegó a construir lindas jugadas tras un extenso toqueteo. Una de estas terminó con una gran definición de Benedetto, pero el juez de línea lo anuló por posición adelantada. El VAR corroboró la decisión del árbitro, aunque parando el partido por varios minutos.
Pelotazo va, pelotazo viene, gol de Boca
A partir de los 30 el desarrollo del partido pasó a ser anárquico. Aunque Boca siguió con el dominio de la pelota, nada claro pudo hacer. Incluso llegó a complicarse tocando de más en campo propio, arriesgándose a quedar mal parado. Tigre, por su parte, se conformó con la propuesta xeneize y se dedicó a esperar. Su mejor jugador pasó a ser Prediger, un especialista en el arte de trabar y ganar. Por el contrario, a su compañero del mediocampo, Ezequiel Fernández, todavía no le salió una.
Así, con el partido sin un claro dominador, todo estaba dado para que ambos elencos se vayan al entretiempo sin emociones. Pero una buena subida de Fabra -su primera del partido- derivó en un córner y de ahí Marcos Rojo se elevó sobre todos para poner el 1 a 0 con gran complicidad del arquero Marinelli, a quien prácticamente se le escapó la pelota de las manos.
Los cruces de Advíncula
No es que Tigre haya salido al segundo tiempo hecho una tromba pero, entre la necesidad propia y la conformidad rival, pudo acercarse al arco de Rossi. Es entonces que el peruano Advíncula se transformó en un baluarte de su defensa con tres cruces claves ante los inquietos Retegui y Colidio. Tigre se va amigando con la pelota y Battaglia empieza a mover el banco. Mientras, Rossi salvó a Boca del empate luego de un disparo cruzado de Retegui. El delantero cuyo pase pertenece a Boca tuvo otra clarísima minutos después pero Rossi, primero, y su propia impericia, luego, le impidieron a Tigre alcanzar el empate.
El golazo de Fabra
El Matador era muy superior al Xeneize en el segundo tiempo, pero apareció Fabra. El colombiano tomó la pelota a los 67 minutos, avanzó varios metros sin obstáculos y cuando se acercaba al área sacó un bombazo inatajable que significó el 2 a 0 de Boca. Todo el mérito para el lateral izquierdo, bien despierto cuando su equipo la pasaba mal.
La frutilla del postre
A Tigre sólo lo sostenían las cuerdas luego del golazo de Fabra. Pero Boca no lo perdonó: a los 85 apareció Vázquez de cabeza y puso el 3 a 0 para desatar el festejo en el banco xeneize y, de paso, cobrarse venganza por lo sucedido en 2019, cuando el Matador venció al Xeneize en la final de la Copa de la Superliga.