La profesora de la peña característica de Saldungaray contó cómo fueron sus comienzos, el sacrificio que conlleva el hecho de ser parte y el apego de la comarca por el folklore.
Los profesores pasan pero la esencia de la peña sigue intacta. Ese ADNque una vez vinculó a la pequeña Soledad David y tras varias vueltas de la vida, la regresó en calidad de docente, para transmitir conocimiento y pasión en partes iguales.
Al respecto, una de las caras que hoy tiene Huinca Malal, esta tradición instaurada en el Club Porteño de Saldungaray, afirmó sobre sus comienzos que “en mi casa nadie bailó folklore, pero cuando era chiquita me ponía frente a la tele y me ponía a bailar. Mi mamá por eso decidió enviarme al Club Porteño a aprender. Lamentablemente hubo un parate en la peña, y por eso recién a los 10, 11 años decidí retomar”.
Siguiendo con la narrativa de su camino, aseguró que “al momento de elegir una carrera cuando terminé el secundario, fui a Bahía Blanca, y me topé con un papelito que hablaba de la formación básica de un profesorado en danzas con orientación al folklore. No fue planeado. Realmente fue una casualidad. Me gustó la propuesta y ahí arranqué”.
En otro pasaje de la charla, Soledad reconoció que “es muy difícil sostener la continuidad de los grupos. Trabajo con gente de distintas edades y eso conlleva a que tengan diferentes tiempos y otras actividades. A veces es complicado para los que tienen trabajo, hijos u otras actividades por fuera de la peña”.
De igual manera admitió que esto no es algo nuevo. “Hemos tenido momentos donde la peña ha tenido 70 alumnos y otros momentos donde solo tuvimos 10” afirmó.
Y retomando lo dicho anteriormente admitió que “es difícil la continuidad porque uno tiene su vida, sus actividades y ser parte de la peña conlleva a tener que meterle muchas horas, muchos ensayos, y eso cansa porque no todos aguantan el ritmo”.
Actualmente la práctica y aprendizaje del folklore tiene varios puntos dentro de toda la comarca. Específicamente la peña Huinca Malal se reúne en el Club Porteño de Saldungaray lunes (19:30), jueves (20:30) y la enseñanza infantil un rato antes ese mismo día (17:30).
En Sierra de la Ventana la actividad es lunes y martes, todo dentro del Centro de Jubilados. El primero de los días, a las 17, mientras que el segundo desde las 17:30 el encuentro es para los chicos.
También existe la posibilidad de asistir al Club Ventana los jueves desde las 19, con una invitación abierta a grandes y chicos. Mientras que en la Sociedad de Fomento de Villa Ventana las clases son miércoles y viernes a las 17:30 para los chicos, y desde las 19 se suman jóvenes y adultos.