Pensar en el año 2050, constituye para la política de nuestro país una ilusión futura: Aquello de «Argentina año verde» «Pensemos lo que pasa ahora» «No tenemos tiempo de pensar algo tan lejano» etc. son respuestas comunes de quienes desean evadir una discusión sería, pero lamentablemente lejos de perder el tiempo y en un mundo de veloces cambios, sería lo correcto porque analizar el rumbo de nuestro mundo es repensar el posicionamiento de la Argentina para garantizar calidad de vida a las futuras generaciones.
Cuando Sarmiento pensó la escuela pública junto a su ministro Nicolás Avellaneda no se detuvieron solo en lo inmediato, proyectaron algo cuyo resultado ellos no iban a ver, pensaron un país para las generaciones venideras.
La pregunta que se hace en el título tiene como objetivo desarrollar un tema que el mundo tiene que resolver contra reloj y las soluciones están por estos lados del planeta.
La desertificación avanza en África meridional y subsahariana, dónde del 30% del territorio productivo actual, para el año mencionado solo servirá para producir alimentos el 15%; se duda que ante la creciente densidad poblacional pueda autoabastecerse.
En Oceanía la desertificación avanza tanto en Australia como en Nueva Guinea y Nueva Zelanda, dónde se duda también que puedan autoabastecerse.
El mismo problema afecta a Asia, fundamentalmente a los dos países más poblados, China e India.
Si bien el problema es mundial, por el efecto invernadero y el calentamiento global, en américa por ahora es más manejable, pero si no empezamos a desarrollar políticas activas, el mundo entero se verá afectado por la falta de alimentos.
Cuidar América no solo es responsabilidad de los americanos sino de todo el mundo, ya que la mayor cantidad de alimento saldrá de nuestro continente.
Imaginemos que para llegar al 70% más de alimentos, para el 2050 (datos según la FAO, de lo que se precisaría para alimentar al mundo) Argentina como mínimo tendría que triplicar la exportación de Carnes y Cereales.
Eso significaría desplegar las fronteras agropecuaria y ganadera, poner zonas bajo riego para garantizar las cosechas, reformular todo el sistema logístico, desarrollar la industria Agrometal y preparar a la sociedad para este desafío, desde lo educacional hasta intentar un proceso migratorio interno.
También significa darle valor agregado a nuestros productos, cómo negociar con China a mediano plazo, ir reemplazando el poroto de soja activado por el balanceado para cerdos, dónde nos obligaría a desarrollar fuertemente la producción de maíz.
Pero si no queremos que la desertificación avance aceleradamente, los países desarrollados benefactores de nuestra producción para alimentar a sus pueblos van a tener que invertir en el cuidado del medio ambiente Americano, eso significaría desde planes de forestación tanto urbana como rural hasta toda política activa que frene la desertificación del continente que alimentara al mundo.
Nuestra política está preparada para afrontar ese futuro que se aproxima como si estuviese ya escrito?
Saben cómo hacer una redistribución de la riqueza para que se beneficie todo el pueblo?
Tienen ideas para reformular el estado para este futuro?
Están pensando en juntarse con el resto de los países Americanos para establecer políticas y negociaciones conjunta?
Si no interpelamos a todos aquellos que se postulan a ocupar cargos electivos y no exigimos que se preparen para afrontar esta situación, corremos riesgo de producir alimentos para el mundo sin ningún control, beneficiándose sólo el 10% de la sociedad y el resto del pueblo muriéndose de hambre y en 100 años la catástrofe mundial será irreversible.