El nacido en Saavedra, quien actualmente se desempeña en Bahía Blanca, dejó sus impresiones de la película que se ha vuelto un boom de taquilla, agregando varias notas al pie al respecto.
En un nuevo Tiempo Educativo, el periodista Diego Kenis tuvo su momento para comentar los detalles al pie que está dejando la emisión en los cines de “1985” una película que retrata el juicio a las Juntas Militares.
Al respecto, Kenis sirviendo de introducción contó que “soy de Saavedra, soy periodista. Escribo en algunas agencias y soy un trabajador no docente de la Universidad Nacional del Sur en el área de comunicación institucional” y rápidamente volcándose al tema por el cual se lo abordó, mencionó que “la vi hace 10 días, junto con mi pareja, mi hermano y su pareja”.
Trayendo las primeras apostillas, Diego confirmó que “una de las abogadas de la querella en el juicio por crímenes de lesa humanidad que actualmente se llevan en Bahía Blanca; concluida la proyección, dijo al público que ese tipo de juicios se estaban llevando adelante a pocos metros de la sala. Es el más importante en cantidad de imputados y víctimas de la provincia de Buenos Aires, a pocos metros de una de las salas en que se está proyectando”.
De igual forma admitió que con la proyección “se produce un fenómeno emocional muy importante. La película saca algunas emociones, las actualiza de una manera muy especial”.
A su modo de ver, “uno de los aciertos de la película fue incluir grabaciones recuperadas o recreadas donde están los testimonios de víctimas o familiares, para que les lleguen a las generaciones más jóvenes. Y otro mérito, más allá de la figura central de Strassera, es mostrar el trabajo de gente muy joven”.
En esa línea también admitió que “ese juicio que fue muy importante, tuvo algo que en la película está desdibujado, como el rol importantísimo de los organismos de derechos humanos. Cuando la dictadura estaba en su momento de mayor poder, comenzaron a marchar. Tuvieron y tienen un rol importantísimo”.
Y no dejó pasar la oportunidad para subrayar que “la figura misma del fiscal Strassera, quien tuvo antes y después de ese 1985 actitudes que merecen cuanto menos que se las estudien. Una de esas fue inmediatamente después del juicio, declarar la inconstitucionalidad de la Ley de Obediencia Debida”.
Trayendo esa situación al pago chico, Kenis contó que “Hugo Cañón, ocupando el mismo cargo de Strassera, no hace más que aplicar el Código Penal en aquellos años. El como fiscal comienza a acusar a todas las personas que va encontrando y pueden ser responsables de delitos de lesa humanidad en su jurisdicción”.
Siguiendo con su relato, mencionó que “comienzan estos procesos en marzo de 1987. A partir de ahí comienzan a conocer por dentro el accionar criminal. Formulan las acusaciones, con una capacidad de trabajo tan grande, sin conocer sábados, domingos o feriados”.
Este aspecto no es menor, debido a que “cuando se dicta la Ley de Punto Final en la navidad de 1986, Hugo Cañón solicita a la Cámara que declare la inconstitucionalidad de la norma, y la Cámara no la declara porque en la jurisdicción resultaba abstracta; es decir la capacidad de trabajo de la fiscalía, había posibilitado que para ese momento se hubieran acusado a los que por aquel entonces formaban parte del grupo de imputados”.
Por último no quiso dejar pasar que “luego llegó la rebelión de Semana Santa, y Alfonsín acuerda la promulgación la Ley de Obediencia Debida, y Cañón solicita que se declare inconstitucional. A partir de los votos de los jueces Luis Cotter e Ignacio Larraza, la Cámara Federal de Bahía Blanca, que tenía el mismo nivel que la que aparece en la película, fue el único tribunal del país que declaró la inconstitucionalidad; luego revertido por la Corte Suprema”.