(Por Daniela Posolda).- El primer telescopio de muones de Latinoamérica fue instalado en el volcán Copahue por profesionales del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), lo que permitirá hacer una «radiografía» del macizo más activo del país y estudiar más detalladamente su estructura interior a partir de una novedosa técnica en el campo de la volcanología.
El director del Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAVV) del Segemar, Sebastián García, precisó que el telescopio de muones (partículas subatómicas que no se descomponen en otras) «forma parte de un proyecto de investigación para la aplicación de una nueva metodología, en el campo de la volcanología que va a permitir intentar comprender el interior del cráter del volcán y hacer inferencias sobre su comportamiento».
Con la radiografía de muones se puede caracterizar la estructura de un volcán: si la densidad es muy baja, quiere decir que posee una roca que ha sido alterada o que tiene muchas fracturas y, por lo tanto, se trataría de un volcán mecánicamente frágil con tendencia a un colapso.
El volcán Copahue («lugar de aguas sulfurosas», en lengua mapuche) está ubicado en el noroeste de la provincia de Neuquén, en el límite entre Argentina y Chile, y su historia eruptiva se remonta aproximadamente a 125.000 años atrás y está considerado por los especialistas en volcanología como el más activo del país.
En su cima se reconocen nueve cráteres alineados, de los cuáles el único activo es el más oriental que contiene un lago ácido y presenta actividad fumarólica permanente. En un radio de pocos kilómetros se encuentran las localidades turísticas de Copahue y Caviahue, conocidas por su villa termal y su centro de esquí, respectivamente, y visitadas por miles de personas cada temporada de verano e invierno.
En diálogo con Télam, García, explicó que en el Copahue «se registraron al menos doce erupciones en los últimos 250 años, la mayoría de ellas de baja explosividad».
«El último ciclo eruptivo se inició el 22 de diciembre de 2012 y continúa hasta la actualidad, ya que se presentan manifestaciones recurrentemente, con emisión esporádica de ceniza, pequeñas explosiones en el interior del cráter y actividad sísmica de magnitud variable», precisó el volcanólogo.
Además, señaló que el lago cratérico «ha experimentado vaciamiento y recuperación posterior, evidenciando un sistema altamente dinámico».
«Todo esto pone de manifiesto la gran importancia de poder estudiar y comprender la dinámica y el funcionamiento de este volcán, con el objeto de salvaguardar la vida de las personas que viven en las localidades de Caviahue y Copahue, y todo el flujo turístico que visita la zona regularmente», añadió García y destacó que «es uno de los volcanes mejor monitoreados de la Cordillera de los Andes».
El proyecto de instalación del telescopio de muones, el análisis y la recolección de los datos sobre el volcán es parte de la tesis de doctorado del geofísico Matías Tramontini, becario del Conicet.
Se espera para marzo tener una cantidad suficiente de datos para realizar un primer análisis de la información para conocer mejor el macizo más activo del país, según se informó.
Tramontini indicó a Télam que «el telescopio fue fabricado en Francia, en el Instituto de Física de los 2 Infinitos de Lyon (IP2I), y llegó a la Argentina a través de un convenio que se firmó entre la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) y la Universidad Claude Bernard Lyon 1».
«El convenio se empezó a gestar por mi directora de tesis, la doctora Marina Rosas-Carbajal, investigadora del Instituto de Física de la Tierra de París. Fue ella quien comenzó con este proyecto para traer un detector», contó el geofísico.
Asimismo, mencionó que sus codirectores de tesis son el doctor Fabio Zyserman, de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la UNLP, y el doctor Jacques Marteau, del IP2I, donde se fabricó el telescopio.
«Este método permite estudiar un cuerpo geológico de dimensiones muy grandes, a través de la instalación de un único instrumento que puede funcionar por largos periodos de tiempo de manera autónoma, por eso es muy valioso seguir desarrollando esta tecnología, ya que tiene mucho potencial para aplicarse en cualquier volcán», resaltó Tramontini.
Por último, agregó que «es un trabajo con muchas personas e instituciones involucradas» y nombró al doctor en geofísica Gabriel Castroman, que está haciendo el posdoctorado en la UNLP actualmente y, aunque su tema de investigación no es la radiografía de muones, participó de la instalación del telescopio en el Copahue.
Desde 2012, el volcán se monitorea de forma permanente desde Chile, a través del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (Ovdas) del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin), y desde el año 2020, por el OAVV del Segemar, en conjunto con el Gobierno de la provincia de Neuquén.
A través de los acuerdos binacionales firmados entre Argentina y Chile, en materia de gestión de los riesgos volcánicos, se lleva adelante el monitoreo conjunto de la actividad del macizo neuquino, y se emiten las alertas y los reportes correspondientes.
Actualmente, la red de monitoreo del volcán Copahue se encuentra conformada por doce estaciones que cuentan con tecnología de última generación e incluyen sismógrafos, equipos GPS para medir deformación, equipos de medición de gases y cámaras de monitoreo visual.
Esa red permite la realización de un monitoreo de muy alto nivel, posibilitando la detección de patrones precursores de actividad eruptiva y la consecuente generación de alertas técnicas volcánicas asociadas.