El italiano Luca Soraci está buscando un terreno en la comarca. No descarta en un par de años mudarse a Sierra y comenzar un nuevo emprendimiento acá. Una historia de película.
Las vueltas de la vida hicieron que el chef italiano Luca Soraci visite los estudios de FM Reflejos. En una charla sumamente distendida comentó qué lo trajo a la comarca y sus planes para un futuro cercano.
Arrancando la entrevista, aclaró que “nos gustaría con mi señora conseguir un terreno, hacer una cabaña. Hace cuatro años que venimos de vacaciones a Sierra de la Ventana. Quizás el día de mañana, cuando los chicos terminen de estudiar, por ahí mudarnos acá. A la más chica le quedan tres años de secundario. Quién te dice. Sería un sueño. Sería espectacular”.
Comentando sobre sus orígenes, Luca afirmó que “nací en Génova. Me crié en un pueblo muy parecido a este. Por eso cuando vinimos de vacaciones la primera vez, me quedé asombrado. Le decía a mi señora cómo se parece a mi pueblo”.
Y en esa línea reconoció que “cuando me puse de novio con mi señora le dije, el día de mañana quiero conocer Argentina. Pasaron los años, tuvimos familia, crecieron los chicos, y llegó un momento que me acobardó demasiado la burocracia que hay en Italia”.
Sobre ese punto destacó que “tuve un restopub 15 años, que allá es muchísimo. Aguantar tanto es un récord. Hasta el intendente me premió por los años de antigüedad. Cuando empezas a sacar los números, te das cuenta que trabajas los siete días, 20 horas, con responsabilidades de empleados y al final de cuentas ganas menos que un empleado tuyo”.
Fue por eso que “me vine a la Argentina y me instale en un pueblo del interior, cerca de Trenque Lauquen, que se llama Tres Lomas. Está creciendo muchísimo. Para empezar nos instalamos ahí. No pude conseguir un local que me agradara en una buena ubicación. Entonces hablando con mis suegros que también se vinieron, me dieron como idea una rotisería. Y ahí empezamos, alquilando un local chiquito”.
En ese lugar “durante cuatro años trabajamos muy duro, haciendo también pastas frescas. Durante dos años no dormíamos a la noche. Lo juro. Me tiraba en el piso de la cocina una hora. Teníamos tres hornallas de una anafe con garrafa y un horno eléctrica de 50 por 50”.
En otro pasaje de la charla admitió que “cuando empezamos a cerrar los domingos porque mi señora quería estar un poco más en la casa, se me ocurrió de hacer prepizzas para supermercados, y ahí también nació otro emprendimiento. Ahora estamos en mil prepizzas por semana”.