Eurípides, poeta de la antigua Grecia, decía que “el primer requisito de la felicidad es que un hombre nazca en una ciudad famosa”. Millones de bonaerenses, aunque no hayan nacido en ciudades, buscan en ellas su felicidad. Desde hace mucho tiempo se dice que “Dios está en todos lados, pero atiende en La Plata…”. Ya es hora que nuestros pueblos dejen de levantar sus miradas hacia la ciudad de las diagonales y digan “Dios está en cada uno de los 135 Municipios”.
Nuestras comunidades sureras, las “patrias chicas” de Esteban Echeverría (1833), no poseen las herramientas para crecer, desarrollarse y organizarse como comunidad, es más, muchos de sus pueblos no pueden alcanzar la categoría de ciudad. Por una muy sencilla razón, sus hijos emigran buscando un futuro que su lugar de nacimiento les niega. Nuestras comunidades se vacían de jóvenes. Tenemos una región con un potencial inmenso y totalmente desaprovechado. Para 2030 el 98% de los bonaerenses vivirán en grandes urbes.
El gran problema de esta enorme provincia es la migración de su juventud. Hijos, hermanos, amigos de la infancia, con los que hicimos la primaria, terminamos la secundaria y soñamos nuestro futuro, parten persiguiendo sueños, esperanzas, mejores oportunidades.
Dejamos el suelo querido, la casa donde nacimos y crecimos felices. Pronto, la nueva realidad, nos mostrará su verdadero rostro de naturaleza hostil. La ciudad, la gran urbe, no es amigable para el que viene a “invadirla”. Modifica y cambia subjetividades, impresiones. Nuestro espíritu de cierta inocencia edénica se transforma, nos hace diferentes.
No hay derecho a abandonar nuestros pueblos.
El despoblamiento se convierte en conurbanación para las grandes urbes de la provincia. Mar del Plata, Bahía Blanca, Tandil etc., ven formar un fenómeno de caos urbano y crisis social, que debe ser detenido. La batalla por dar es la batalla por los pueblos.
Una reciente encuesta nos dice que la insatisfacción en las pequeñas ciudades es del 32% contra un 71% en las más pobladas. En promedio, al 77% de los bonaerenses les preocupa el narcotráfico en sus ciudades. En las comunas de menos de 40 mil habitantes, el vecino se muestra más solidario y, en las grandes urbes, menos de la mitad.
En cuanto al género, el 59% de las mujeres reconocen sentir más estrés, tristeza, preocupación e intranquilidad que los hombres; mientras que sólo el 47% de los hombres lo admite. El 52% de los encuestados afirman que probablemente se irían a vivir al exterior. Por otro lado, la posibilidad de migrar de ciudades grandes hacia las pequeñas supera el 50%.
¿Cómo evitar este desplazamiento migratorio ruralidad-ciudad, pueblo-urbe? ¿Cuáles son los dispositivos políticos para revertir esta situación de escape de nuestros jóvenes de su “communitas”?
La magnitud creciente de los problemas urbanos y la falta de reacción de las administraciones municipales llevan a reflexionar acerca de una crisis general y profunda de un Régimen Municipal que surge del Decreto militar 6769/58 -Orgánica de las Municipalidades- y repensar un nuevo Sistema Municipal Bonaerense. Debiendo reformarse la Constitución provincial, reemplazando la Sección VII -arts. 190 al 197- y cumplir con el mandato del art. 123 de la Constitución nacional.
Debe entenderse que, la crisis actual del Municipalismo es de actualización y no de “sustitución” o “extinción” de los mismos, pues se trata de una institución histórica con antecedentes medievales -de la España castellana- que sólo requiere adecuarla a las realidades y necesidades de nuestros tiempos.
Ellos necesitan de herramientas federales, como la autonomía municipal plena, con sus propias Cartas Orgánicas para administrarse políticamente atendiendo a sus realidades. Que la Provincia confiera a las Delegaciones Municipales su reconocimiento de Nuevos Municipios. Hay Delegaciones que tienen más habitantes que la propia ciudad cabecera, como Villa Ballester (Partido de San Martín) o Gregorio de Laferrere (Partido La Matanza).
Peor aún, tenemos Delegaciones Municipales, caso de Batán (Partido de Gral. Pueyrredón), sin representantes en sus Concejos Deliberantes. Que, en las ciudades cabeceras, los Concejales provienen de los barrios céntricos como en Mar del Plata, quedando los barriales sin representación genuina. Los circuitos electorales, como los padrones electorales, son confeccionados desde La Plata, etc.
Los hechos mencionados generan consecuencias. Entre ellas, que los vecinos no tengan respuestas ante sus reclamos, por falta de descentralización del poder político. Con un desenlace trágico, el abandono del pueblo.
Nuestra Provincia Bonaerense, que viene siendo gobernada por administradores porteños, precisa de un cambio de paradigma, que transforme la relación entre La Plata y sus partidos. Precisamos de una urgente reforma política para generar comunas que se realicen, haciendo posible que, en esa comunidad realizada, cada uno pueda, de acuerdo a sus condiciones y según sus esfuerzos, realizarse a sí mismo. Material y espiritualmente.
Luis Gotte
Mar del Plata
Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022.
DNI 20041255