El diputado nacional recordó el discurso por los 100 días de gobierno de Alfonsín, al cumplirse hoy 40 años de aquella epopeya. “Es un año muy importante de manera simbólica” afirmó.
El actual Diputado Nacional Frente de TODOS, Leopoldo Moreau, dialogó con el micro Tiempo Educativo sobre aquel discurso de Alfonsín, al cumplirse sus primeros 100 días de gobierno.
Ese hecho, recordado por muchos, está cumpliendo 40 años, por lo que el legislador aseguró que “en primer lugar el significado que tuvo, más allá de que hoy parezca algo menor. Eran momentos de ilusión, de expectativa, de alegría. Nos habíamos sacado de encima una larguísima etapa de violencia política, de terror, de campos clandestinos de concentración y de una enorme cantidad de restricciones”.
Entre esas limitaciones enfatizó que “la dictadura militar entre tantas inequidades que cometió, prohibió por ejemplo el dictado de las matemáticas modernas en los colegios secundarios. En una reunión del Concejo Federal de Educación que se hizo en Córdoba, donde la mayoría de los funcionarios eran militares, sacaron una resolución prohibiendo esas matemáticas, porque se refería a la teoría de los conjuntos y según su visión, estaba emparentada con el marxismo”.
Al tiempo que reconoció que “hoy estamos hablando a 40 años de una democracia consolidada. Es un año muy importante de manera simbólica”.
Sobre aquel comienzo de la UCR al mando de los destinos argentinos, Moreau mencionó que “nosotros siempre supimos que el gobierno de Alfonsín tenía un objetivo estratégico; el principal, consolidar definitivamente la democracia. Por eso los 100 días, por eso decíamos que llegó la democracia para quedarse para siempre”.
Al tiempo que analizando, concluyó en que “la historia tiene etapas que la distinguen. En aquella época era reconstruir la vida democrática. Sacudirse de las dictaduras militares que tapizaban casi toda Latinoamérica. Nosotros teníamos sobre nuestros hombros la responsabilidad de conquistar la democracia de nuestro país, sino además extenderla a los demás países. Por eso Alfonsín encaró lo que nadie hizo en el mundo: el juicio a las juntas”.