Las autopsias realizadas a víctimas encontradas en un bosque del sureste de Kenia, donde se reunía una secta evangélica, revelaron la ausencia de algunos órganos, que se suman a los primeros resultados donde se establecieron las causas de fallecimientos por asfixia y hambre, según un documento judicial.
«Informes de autopsia revelaron que faltaban órganos sobre algunos cuerpos de las víctimas que fueron exhumados hasta ahora», indicó el documento, donde también se menciona «un tráfico de órganos humanos bien coordinado que implica a varios actores».
Más de un centenar de cuerpos, en su mayoría de niños, fueron descubiertos en el mes de abril en el bosque de Shakahola, al este de África, donde se reunían los fieles de una secta que recomendaba el ayuno extremo para «conocer a Jesús», consignó la agencia de noticias AFP.
Las autopsias realizadas a 112 víctimas revelaron que la mayoría falleció a causa del hambre, quienes habrían seguido las predicaciones de Paul Nthenge Mackenzie, un autoproclamado pastor de la Iglesia Internacional de la Buena Nueva.
Fiscales a cargo del caso informaron que el pastor se encuentra detenido y será procesado por «terrorismo», según publicó hoy la agencia AFP.
El jefe de las operaciones de la autopsia, el médico Johansen Oduor, señaló la semana pasada que algunas de las víctimas fueron estranguladas, golpeadas o ahogadas.
El hallazgo de los cuerpos provocó sentimientos de horror, indignación e incomprensión en este país de África del Este, donde viven unos 50 millones de habitantes y donde hay más de 4.000 iglesias registradas, según el Gobierno africano.
En el documento oficial, la Dirección de Investigaciones Criminales (DCI) solicitó congelar las cuentas bancarias del pastor Ezekiel Odero, un influyente religioso que recibió «enormes transacciones en especie», procedentes de las cantidades entregadas por los fieles a Mackenzie, quien les había pedido vender sus propiedades.
Odero fue detenido el 28 de abril por este caso y liberado el jueves bajo fianza.