Fue en el Parque Provincial Ernesto Tornquist donde nació la idea de conmemorar un día de las Áreas Naturales Protegidas, concretándose por Decreto en el año 1999, que todos los 11 de mayo se celebraría, desde entonces, el Día de las Reservas y Parques Naturales.
También fue en el Parque Tornquist, donde se llevó a cabo la primer “fiesta” de las Reservas y Parques Provinciales, en mayo del 2000, y fue el Guardaparque Encargado, de ese momento quien, frente a las autoridades provinciales y municipales, comienza su discurso diciendo: “el 4% del ambiente protegido, en la provincia, es hoy insuficiente”.
Fueron muchos los desafíos enfrentados a lo largo de todo este tiempo. Desde evitar la ampliación de la pista de aterrizaje, en la Reserva Natural Isla Martín García, que implicaba la destrucción de selva marginal, pasando por el cuidado de las dunas en la Reserva Mar Chiquita, hasta llegar a nuestra región y buscar diferentes formas de dar cumplimiento a los objetivos de conservación que tienen las Áreas Naturales Protegidas: la extracción de caballos asilvestrados y la introducción de guanacos en el Parque Provincial E. Tornquist, el cuidado del bosque nativo en la Reserva Natural Chasicó, el corte de ingreso de cuatriciclos en la Reserva Pehuen Co Monte Hermoso, y de vuelta en la Reserva de Bahía Blanca, intentando proteger al delfín franciscana de las redes ilegales.
Hoy después de esa primera conmemoración, la celebración de este día, no nos encuentra mejores, en términos de conservación. Siguen las invasiones de exóticas afectando el ambiente, continúan el tránsito vehicular impactando en las playas, cada vez hay más redes ilegales en las reservas acuáticas. Sin embargo somos muchos, quienes renovamos nuestro compromiso a favor de la conservación ambiental. Desde un enfoque donde la naturaleza no tiene que justificarse ante nosotros por existir. Porque a la naturaleza hay que cuidarla porque sí, porque no hay derecho a destruirla.
Abogamos por más superficies protegidas y por el cumplimiento efectivo de las prohibiciones que establece el Artículo 20 de la Ley 10.907, que garantizan esa protección. Así como también por menos negocio turístico y actividades extractivas, como la pesca, entre otras, dentro de las Reservas Naturales. En definitiva abogamos para que se haga efectiva la diferencia entre un ambiente protegido y el resto de los ecosistemas. No podemos seguir haciendo uso de las Reservas Naturales como si no fueran espacios protegidos por Ley.
Urge continuar trabajando para que todo el esfuerzo esté abocado en la conservación de los ambientes naturales y su biodiversidad. Sin distracciones ni dilaciones. No nos queda mucho tiempo y hay mucho por hacer. Porque como dijo el poeta Pablo Neruda: “el mar es duro y llueve sangre”.