(Por Alejandro Tejero Vacas) La compra ilegal de cuentas de bancarias (CBU) y de billeteras virtuales (CVU) está creciendo en la Argentina, de la mano de bandas criminales que captan a usuarios desprevenidos a través de las redes sociales y que, por poco dinero, les compran sus datos para luego revenderlos a terceros que los usan para cometer fraudes, estafas, lavado de dinero y otros delitos.
El fenómeno de las «mulas bancarias» -personas que, sabiendo o no, ayudan a organizaciones delictivas a blanquear dinero ilegal- no es nuevo, pero parece haber tomado un nuevo impulso en los últimos meses ante la facilidad para abrir cuentas con sólo una foto o video del rostro y del DNI; el contexto económico y la difusión de estos mecanismos en redes sociales.
En las últimas semanas se reportaron múltiples usuarios de Instagram, Facebook y Telegram que ofrecen comprar cuentas de bancos tradicionales (Santander, Galicia, BBVA e Itaú) o virtuales (Rebanking, Openbanking o Brubank), así como de billeteras virtuales (Mercado Pago, Ualá, Prex o Personal Pay) o de empresas cripto (Binance, Lemon, Belo, Let’s Bit o Fiwind).
Pedían a personas que tuvieran cuentas en cualquiera de esas entidades el acceso a todos los datos (nombre de usuario, contraseña, token de seguridad y otros) a cambio de montos menores de $5.000, para luego revender esa información a terceros, a razón de entre $15.000 y $20.000 cada cuenta.
La falta de educación puede ser la clave para entender la dimensión del problema: una CBU o CVU que es detectada en la comisión de fraude o estafa no sólo es suspendida, sino que su titular queda informado en un registro que comparten todas las empresas financieras.
De esta forma, la persona titular queda inhibida -hasta tanto no se lo remueva del listado- de tomar un crédito, abrir una cuenta bancaria o usar cualquier mecanismo de pago digital en el país.
«Son cuentas cero kilómetro», promocionaba el usuario de Instagram @comprotucvu a quienes los contactaran para adquirir un paquete de usuarios, según el economista y especialista en fintech y finanzas alternativas, Ignacio Carballo, que publicó en Twitter un intercambio que mantuvo a través de mensajes privados con los «comerciantes».
Aunque no hizo publicaciones en las últimas cuatro semanas, la cuenta sigue activa y asegura ser una empresa dedicada «a la compra y venta de billeteras virtuales/cuentas bancarias nacionales e internacionales» con «más de 500 ventas realizadas».
Sin embargo, no es la única en su tipo y abundan grupos de distintas redes que usan estrategias similares.
Ante la consulta de Télam, distintas empresas del sector reconocieron la dificultad de lidiar con esta modalidad de fraude, ya que son personas reales las que usan sus documentos de identificación oficiales y eligen abrir una CBU/CVU a su nombre para, luego, cederla a otras personas que, con toda seguridad, la usan para fines delictivos.
Esto supera los mecanismos de seguridad del onboarding digital y reduce los márgenes de maniobra y detección.
«Hace rato que veíamos este fenómeno, pero podría decirse que en abril explotó la cantidad de usuarios que venden sus cuentas o que llegan a Let´s Bit a través de haber comprado la cuenta», aseguró a Télam Agustín Abraham, Co-founder y CPO de Let’sBit.
La única manera que tienen las empresas de reconocer usuarios que tienen comportamientos fraudulentos -en general, los que reciben múltiples transacciones de montos pequeños de muchos usuarios distintos- es con alertas tempranas y mecanismos de inteligencia artificial, que bloquea las operaciones a la espera de resolver el reclamo con el usuario.
«El problema es que, en abril, ya creció tanto que tuvimos que salir a contratar gente específicamente para esto, para frenar cuentas que se usaban para hacer estafas», añadió Abraham, que dijo que están trabajando en acciones tanto hacia adentro de la empresa como en el marco de la cámara Fitech «para que, entre todos, busquemos una solución», que podría ser un sistema de prevención de fraude con datos compartidos por todas las empresas.
Los mecanismos de redes neuronales y de inteligencia artificial son de las pocas herramientas con las que pueden advertirse comportamientos delictivos de este tipo, ya que son pocas las denuncias de usuarios que, activamente, eligieron vender sus datos.
«El problema de las mulas es una epidemia global. Hay formas de combatirlo, pero es sumamente difícil», dijo a esta agencia Alfonso Martel Seward, director de Compliance de Lemon, a la vez que admitió que si bien «es un problema del sistema entero», empezó a tomar una mayor relevancia «hace algunos meses».
Para mejorar, dijo que están trabajando en la instrumentación de un sistema de biometría que, ante la apertura de cuenta en un dispositivo distinto al que se abrió por primera vez, exija al usuario revalidar su identidad -probablemente, con un video corto- y, así, dar cuenta que no le han robado o forme parte de una estafa.
«El esquema de las mulas es muy feo. Es gente que se expone y que, por muy poco dinero, se pone en peligro. Como industria tenemos que reformar la comunicación entre el sector público y privado. Es muy importante la prevención y la cooperación», añadió.
En ese sentido, desde Belo aseguraron que «toda la industria financiera, en general, está sufriendo una cantidad importante de casos de fraude en este último tiempo».
«Trabajamos constantemente para restringir irregularidades de este tipo. A nuestros usuarios siempre les recomendamos que sólo se comuniquen con los canales oficiales y redes sociales oficiales de Belo. Son los únicos canales autorizados», señalaron voceros de la compañía.(Télam)