(Por Claudia Lorenzón) La idea de capturar el rostro de un familiar desaparecido marcó la iniciativa del diseñador gráfico Santiago Barros de utilizar la inteligencia artificial para proyectar cómo se verían hoy bebés que fueron apropiados durante la dictadura militar a partir de las fotos de sus padres, una iniciativa que se apoya en el valioso archivo fotográfico de Abuelas de Plaza de Mayo y se difunde por estos días en las redes, con la intención de impulsar la búsqueda de esos niños robados.
La decisión permite a los familiares imaginar cómo sería ese ser querido al que nunca pudieron conocer a partir del entrecruzamiento de las imágenes de los padres con la aplicación Mid Journey, que permite recrear los posibles rostros que podrían tener hoy esas personas, explica Barros, quien nació en 1976, en plena dictadura, al igual que los bebés apropiados en ese negro período de la Argentina que se extendió hasta 1983.
«El hecho de que en mi familia tengamos un familiar desaparecido, un tema que me acompaña desde la infancia, motorizó la idea, además tengo una vida de militancia política, milito en una agrupación política, y además me dedico al diseño gráfico», cuenta Barros en diálogo con Télam sobre las motivaciones que lo llevaron a concretar esta iniciativa.
Tal fue su obsesión que muchos años atrás pensó en confeccionar los rostros de personas desaparecidas de manera manual, y a partir del surgimiento de IA, empezó a hacer ejercicios. «Las imágenes resultaron muy realistas y creíbles y empecé a hacerlo de manera sistemática», confiesa.
De esta manera, con el nombre de usuario @Iabuelas, desde hace un mes, Barros inició un derrotero que si bien no persigue una aspiración científica, le dio a muchos familiares la posibilidad de recuperar en imágenes a un ser querido.
Para lograr las imágenes, el artista digital recurrió al listado que la agrupación Abuelas de Plaza de Mayo tiene acerca de los niños nacidos en cautiverio y, a partir de las fotografías de los padres en blanco y negro, obtuvo una proyección femenina y otra masculina de cada uno de ellos, excepto en los que se sabe por testimonios que la niña o niño fueron apropiados junto a sus padres.
Barros elige una de las imágenes que le devuelve la herramienta para subir a la cuenta de Instagram, que en un mes sumó 8.500 seguidores. Hasta ahora subió unas 50 identidades imaginadas correspondientes a los niños y niñas robadas en 1976 y ya comenzó a trabajar en los de 1977, con un promedio de dos o tres casos por día.
La repercusión de este proyecto no solo fue mediática, también lo empezaron a contactar para agradecer la iniciativa. «Abrí la cuenta pero no pensé que iba a explotar tan rápido. Algunos familiares se comunicaron conmigo para que haga la prueba con el caso de su familiar», cuenta Barros, que se dedica al diseño gráfico de marcas y al packaging de carteleras para la industria del cine y la publicidad.
«Es muy fuerte y muy conmovedor lo que les pasa, porque es la primera vez que ellos ven plasmados en imágenes los rostros de sus familiares, pero les aclaro que si ven una persona con un rostro similar no se generen falsas expectativas», apunta.
Uno de esos familiares que se comunicó con el diseñador fue Matías Ayastuy, de 46 años, quien hace 14 años se enteró de que su madre, Marta Bugnone, estaba embarazada cuando fue detenida junto a su padre, Jorge Ayastuy. En esa detención ocurrida en el barrio porteño de Caballito, en diciembre de 1977 Matías, que era un bebé, fue secuestrado junto a sus padres. Posteriormente fue devuelto a su familia y se crió con la hermana de su madre y su familia.
«Hace 14 años tres personas confirmaron el embarazo de mi madre», dice el joven en comunicación telefónica con Télam desde Gualeguaychú, donde vive actualmente. A partir de esa información se sumó al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) de Abuelas de Plaza de Mayo para ver la posibilidad de recuperar a su hermana o hermano, que pudieron haber nacido en cautiverio.
«Es algo muy impresionante la imagen que se logra con la inteligencia artificial, son imágenes hiperrealistas y la similitud con los familiares es inmenso», indica Ayastuy, quien confiesa que la versión femenina de quien podría ser su hermana, «es muy parecida a una prima por parte de los Ayastuy».
«Es muy fuerte la representación visual para quienes nunca no se nos ocurrió imaginarlo», agrega, pero aclara: «son cosas que tienen que ver con avances tecnológicos pero no tienen una rigurosidad científica».
«Lo tomo como un proyecto artístico para que más personas que tienen dudas sobre su identidad se acerquen a Abuelas y consulten», afirma el joven, y agrega que su hermana o hermano pudo haber nacido entre marzo y agosto de 1978, porque los testimonios dicen que cuando la vieron tenía un embarazo de cinco o seis meses.
Desde el hashtag vospodesseer y Facebook, Ayastuy difunde la historia de sus padres y de su hermana o hermano, ya que si alguien se siente interpelado por esa información se comunique con él o con Abuelas (www.abuelas.org.ar).
La experiencia iniciada por Barros con inteligencia artificial le recuerda a otras propuestas artísticas como Teatro por la Identidad o la telenovela argentina «Montecristo», que abordó el tema de los detenidos desaparecidos y la apropiación de bebés nacidos en cautiverio, generando presentaciones espontáneas en Abuelas de quienes tenían dudas sobre su identidad.
Las Abuelas de Plaza de Mayo también se comunicaron con el diseñador porque consideran que la iniciativa ayuda a la difusión y a promocionar la búsqueda de bebés robados en dictadura, dijo Barros.
«Desde Abuelas, agradecemos cada hecho solidario para acompañar la búsqueda, pero creemos importante señalar que esta iniciativa no es científica sino artística-lúdica. Es una campaña de difusión que muestra simulaciones sobre posibles rostros de hijos e hijas de desaparecidos pero sabemos que las personas son mucho más que el 50 por ciento de cada uno de sus padres y que las aplicaciones extranjeras están seteadas con genotipos de sus poblaciones, por lo que los resultados no son certeros. Hasta el momento, el único método infalible para vincular a un nieto o nieta con su familia de origen es a través del entrecruzamiento genético en el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG)», señaló la entidad que destacó la iniciativa de Barros.
«Siempre aclaro que es algo que no es oficial, no es certero», aclara el artista, quien destaca que «el hecho de que la cuenta sea privada hace que no se hayan comunicado negacionistas, ni trolls».
«Me sorprendió que todas las respuestas fueron respuestas positivas, porque en algún momento pensé que alguien podría decir que era algo morboso o que no debía tocarse y eso no pasó. Muchos destacaban que por primera vez se usaba la IA para un fin positivo, un fin noble y no lo había pensado así», señala.
«La IA es una herramienta poderosa, el problema no es la herramienta sino cómo hacen los gobiernos para generar controles y para que no se destruyan fuentes de trabajo y la gente no se caiga del sistema», reflexiona Barros.
«Lo importante es que los estados o gobiernos tengan la cintura suficiente para tocar intereses como por ejemplo crear impuestos para quien deje a los empleados sin trabajo. Algunos estarán pensando en la gente y otros dejarán que el mercado regule», concluye.