La especialista en medicina natural, Anabella Botto, dio testimonio acerca de las reacciones que se están produciendo por los procesos y agregados que se vuelcan en los lácteos.
En una nueva entrega del espacio de medicina natural a cargo de Anabella Botto, los lácteos, sus derivados y cómo nos afectan en la salud siguieron siendo tema, continuando el hilo dejado la semana pasada.
Al respecto la terapista ayurveda afirmó que “no siempre los síntomas son tan visibles como un intolerante a la lactosa, que presenta problemas gastrointestinales inmediatos. Dentro de las proteínas de la leche está la betalactoglobulina, que no existe en la leche materna, y también está en la cafeína”.
De la mano con esto sostuvo que “la lactosa es el azúcar natural que está en la leche. Es distinto a la cafeína. En este caso el aparato digestivo presenta un déficit de lactasa, que es una encima que se encarga de digerirla. Eso es la intolerancia a la lactosa”.
Según mencionó “no todas las reacciones adversas a los lácteos, sobre todo de la vaca, son reacciones alérgicas. Según la WAO, está la hipersensibilidad a los lácteos, y se incluyen las intolerancias como simple alergia. En esta última se da de forma subyacente, por eso se puede dar a partir de unas horas después de consumir lácteos, y puede estar asociada a otras afecciones respiratorios o dermatológicos”.
Sumando además que “la Unión Europea desde 1999 obliga a que en el etiquetado de los alimentos aparezcan bien escritas las sustancias que son consideradas alergénicos, como los lácteos y sus derivados. Acá en Argentina también está”.
De igual forma remarcó que “cualquiera de las proteínas de la leche puede actuar como antígenos en humanos y se podrían formar nuevos alérgenos en la digestión encimática de estas proteínas”.
Poniéndose como ejemplo, contó que “recién a los 25 años se me despertó una fuerte alergia a los lácteos que no supe a qué venía hasta bastante después. La mayoría de los profesionales de la salud dicen que es más común en niños, sin embargo ahora se está despertando en adultos”.
Sobre cómo repercute en nuestro organismo, acotó que “puede que el intestino no sea la primera parte del cuerpo que pensemos al hablar de inmunología, pero ahí se encuentra entre el 70 y el 80% de nuestras células inmunitarias. Ahí también hay bacterias, unos 100 billones, que ayudan al organismo a funcionar de manera normal. Cuando estas se alteran o se reducen, se desarrollan todo tipo de patologías”.
Al tiempo que refirió que “se puede pensar en que se tiene una alergia estacional, un resfrió, porque los síntomas son similares, pero al dejar de consumir lácteos, a los dos días la mejora es inmediata sin tomar ninguna medicación. También se puede manifestar fuera de época o más seguida en la medida que consumimos más lácteos”.
Por último, y dando tips, clarificó al decir que “a mí me pasó, y al dejarlos, mejoraron mis vías respiratorias, mi claridad mental, una mejor digestión… gané bienestar a medida que mi organismo se acomodó. Cuando me quiero dar un gustito, consumo los de mejor calidad, los más caseritos, y siempre leyendo las etiquetas. Siempre en poca cantidad”.