El productor rural vivió en carne propia el descuido de las llamas del basural. “Esto no puede seguir pasando. Perdimos un platal” afirmó.
Con el incendio sobre la ruta 72 controlado comienzan a verse las primeras consecuencias del efecto del fuego. Uno de los damnificados fue Francisco Del Río, un productor rural que tiene su campo en cercanías de donde todo comenzó.
Al respecto aseguró que “a mí me agarró viniendo de Bahía, a la altura de Cabildo. Me empezó a llamar gente avisándome del fuego. Mi hijo, Francisquito, estaba en el campo. Enganchó la rastra en el tractor y salió a cortar el fuego. Hasta que pudo cortar se quemaron 30 hectáreas de cebada de ato rinde”.
Siguiendo con el relato, agregó que “se quemó un lote lindero donde teníamos maíz de siembra directa, que tenía tres o cuatro hojitas. Esas 54 hectáreas se perdieron todas. Es el tercer año que nos pasa lo mismo. Ya se habían quemado los alambres varias veces”.
De ahí que “esta vez nos agarró con cebada por cosechar. Otras veces pasaba después de la cosecha. El tema es que siempre está prendido fuego y nadie hace nada. No entiendo porque no hacen un contrafuegos desde la vías para allá, para que no se les vaya. Del terraplén para abajo los pastos llegan al pecho”.
Por último subrayó que “ahora pasó de un incendio rural. Se quemaron patios y olivares. Esto no puede seguir pasando”.