Satanás y Lucifer se trenzan en un duelo de diablos, rodeados de una tropa de almas pobres y bichadas que los miran con cagazo y desesperanza. Ambos se echan la culpa de ser los causantes de la desgracia de la Argentina y de la rebeldía contra la voluntá del pueblo.
- Satanás: ¡Vos sos el culpable de todo, Lucifer! Vos fuiste el primero en desafiarlo todo, el que lo traicionó con tu soberbia y tu codicia. Vos fuiste el que me engatusó a mí y a otros ángeles para que te siguieran en tu locura. Vos fuiste el que nos arrimó a este pozo de fuego y dolor.
-. Lucifer: ¡No seas careta, Satanás! Vos sos el verdadero enemigo de la Patria y de su gente. Vos sos el que se le planta a su voluntá, el que lo odia con toda tu alma. Vos sos el que tienta a los pibes para que se te pequen, el que los engrupe con tus chamuyos liberales y tus versos de crecimiento. Vos sos el que los morfa con tu bronca y tus delirios. - Satanás: ¡Mentís, Lucifer! Yo solo hago lo que vos me enseñaste, lo que vos hiciste antes que yo. Yo solo quiero ser libre, ser como Dios, ser Dios. Yo solo quiero que los argentinos se zafen del yugo progresista que vos pusiste, que sepan la posta, que sean como dioses. Yo solo quiero que compartan mi gloria y mi poder.
-. Lucifer: ¡Blasfemás, Satanás! Vos no querés ser como Dios, vos querés ser más que Dios, vos querés hacerlo boleta a Dios. Vos no querés que los humanos se zafen, vos querés que se condenen, que se pierdan pa’ siempre. Vos no querés que compartan tu gloria y tu poder, vos querés que la liguen con tu castigo y tu venganza.
La discusión se pone brava, violenta, cruel. Los insultos, las amenazas, las maldiciones siguen sin parar. Los dos demonios se miran con odio, con rencor, con asco. Los dos demonios se odian, se temen, se envidian. Los dos demonios son iguales, son distintos, son contras, se quieren…son lo mismo pa el pueblo humilde: representan la pobreza.
Y el infierno aviva sus llamas, sus gritos, sus tormentos. El infierno se regodea con el espectáculo, con el quilombo, con el drama. El infierno se alimenta del odio, del cagazo, de la envidia, de la violencia, de la mentira, de la sangre que se chorrea. El infierno es Satanás y Lucifer, Lucifer y Satanás. El infierno es el infierno.
Y el pueblo mira, atontado, espantado, embobado. Ellos saben que ninguno de los dos tiene razón, que ninguno de los dos tiene piedad, que ninguno de los dos tiene salvación. El pueblo sabe que son Satanás y Lucifer, los príncipes del mal, los empleados del infierno. Liberales y progres. ¿Dios se olvidó de nosotros? ¿Acaso, estamos condenados a seguirlos, a obedecerlos, a adorarlos? Pero, ¿qué pasó con los años felices que fueron peronistas?
La situación actual del país es compleja y delicada, con una polarización política y social donde dos bandos se enfrentan y se acusan mutuamente de ser los responsables de la crisis, sin buscar puntos de encuentro ni soluciones. Existe un gran descontento y desesperanza de la población, que sufre las consecuencias de la inflación, la pobreza, el desempleo, la corrupción y la violencia, y que se siente abandonada por las fuerzas del peronismo, que no logra organizarse y tener una conducción. Hasta que no suceda, el infierno seguirá devorando las almas de los argentinos.
Luis Gotte
La pequeña trinchera
Por Luis GotteLuisgotte.com.sr