Según la leyenda, Antonio Gil falleció el 8 de enero de 1878 a manos del ejército. Un siglo y medio después, el santo popular más venerado del país recibe en su santuario, ubicado en Corrientes, a un millar de fieles que viajan desde todas las latitudes para pedir, agradecer o simplemente rendirle culto.
A 146 años de su muerte, según las estimaciones de la Gendarmería Nacional, alrededor de 250.000 personas visitaron la ciudad correntina de Mercedes en el transcurso del fin de semana, para rendir homenaje al Gauchito Gil.
El evento precisó de un operativo en el que se desplegaron al menos 500 efectivos policiales. Además, quedó prohibida la peregrinación a caballo debido a las medidas sanitarias tomadas por las autoridades gubernamentales, con el objetivo de mitigar los contagios de encefalomielitis equina.
Una larga fila de micros de larga distancia, autos particulares y personas a pie comenzaron a llegar el sábado a Corrientes,desde distintos puntos del país. Con el fin de hacer llegar su devoción, los fieles se dirigieron hasta la ciudad donde se encuentran enterrados los restos del santo popular.
Nacido en 1840 bajo el nombre de Antonio Mamerto Gil Núñez, el hombre detrás de la leyenda murió en 1878 en su provincia natal, según se dice, a 8 kilómetros de Mercedes.
La capilla con techo de chapa se divisa desde la ruta gracias a su rojo característico. Allí, miles de personas se acercan cada año con ofrendas, promesas, regalos y agradecimientos. Muches simplemente buscan tocar la estatuilla ubicada dentro, la cual mide medio metro de altura y representa a un hombre morocho, de pelo largo y bigotes, que luce un paño rojo en la frente y una camisa celeste.
El lugar está decorado con posters, banderas, paños rojos, banderines, llaveros, amuletos, mates y una infinita variedad de regalos que la gente deja, no solo en los aniversarios, sino también al pasar.
La Leyenda del Gauchito Gil
Todo lo que podemos saber del Gaucho es un compendio de versiones que fueron pasando de una generación a otra. Oficialmente, no existen registros históricos que respalden la veracidad de la historia, sin embargo, el mito del santo popular crece año tras año.
Los datos que más coinciden entre las distintas versiones aseguran que Antonio Gil nació en Mercedes, Corrientes, y que fue integrante del Partido Colorado, un movimiento político paraguayo de tendencia conservadora y nacionalista. La historia cuenta que habría luchado en la Guerra del Paraguay y que luego regresó a su ciudad para negarse a participar del enfrentamiento provincial entre Colorados y Celestes.
El feroz odio de aquellos años entre los unitarios y los federales marcó su destino y lo empujó a la clandestinidad. Algunas versiones aseguran que se dedicó al cuatrerismo, es decir al robo de ganado. Otras dicen que fue nuestro propio Robin Hood y que robaba a los terratenientes ricos para compartir sus botines con los más pobres. Y hay quienes aseguran que sus enemigos comenzaron a correr rumores de delitos que no había cometido.
Fue él mismo quien se habría entregado al mando del ejército, quedando detenido por desertor. Luego, fue trasladado a Goya donde debía ser encarcelado, pero durante ese traslado, 8 kilómetros después de salir de Mercedes, la tropa que lo llevaba lo ató a un árbol.
Según cuentan, el Gaucho habría mirado al sargento a los ojos para dedicarle sus últimas palabras: “Me estás por matar con mi propio cuchillo, pero quiero que sepas algo: cuando regreses al pueblo, vas a encontrar que tu hijo está enfermo, y nadie va a saber cómo curarlo. Vos rezá por mí, porque la sangre inocente es buena para hacer milagros”.
El sargento, de apellido Velázquez, se enteró de que su hijo agonizaba cuando llegó a su hogar. La historia asegura que rezó por el alma del Gauchito y así el enfermo se salvó. Ese fue, para miles de fieles, el comienzo de una leyenda que hasta hoy moviliza a pueblos enteros.
El símbolo de lo pagano
El Gauchito Gil forma parte de una lista de santos profanos o paganos que no son reconocides por la Iglesia Católica. Sin embargo, aunque no haya nacido con el amparo eclesiástico, el Gaucho suma tantos adeptos y creyentes que ha surgido un cambio de actitud por parte de la institución clerical. En los últimos años, hay más tolerancia con respecto a su figura y genera cierta simpatía entre las autoridades.
El fanatismo por el Gauchito se convirtió en un culto que logró más popularidad y federalismo que el de la Difunta Correa. Se extendió desde Corrientes hacia el resto del país gracias al gran flujo migratorio y llegó hasta el territorio de la Provincia de Buenos Aires, donde caló con fuerza en los barrios populares.
Con el correr del tiempo, se volvió una práctica común construir santuarios que emulan al original: casitas rojas, adornadas con flores o estampitas. Estos se pueden encontrar en las calles, a los costados de las rutas, en las casas o en plazoletas. Los fieles le piden cosas y le hacen promesas, a cambio, le dejan bebidas alcohólicas, cigarrillos y otras ofrendas.
En la calle, la imagen del Gauchito adorna autos y colectivos en forma de calcomanías, remeras, tatuajes y banderas.
Hay quienes encuentran una conexión entre quienes le son fieles al Gaucho y quienes rinden culto a San La Muerte, ya que la imagen de este último en ocasiones se vincula al primero. Se lo representa como un esqueleto humano con una guadaña de lata y, según la leyenda, es la figura muerta de un monje que fue ejecutado en la hoguera.
Existen muches adeptes que tienen simpatía por ambos santos paganos, porque la creencia sostiene que el origen de San la Muerte se encuentra en la religión profesada por el pueblo Guaraní, por el culto que se le daban a los huesos de los antepasados. Pero, por otro lado, también están quienes vinculan a San La Muerte con las fuerzas oscuras y evitan su imagen.
Un nuevo aniversario
Este fin de semana, las lluvias han provocado contratiempos en el andar de les peregrines hacia el santuario de la Ruta Nacional 123, pero todos se resolvieron sin mayores incidentes. Aun así, el despliegue de las fuerzas de seguridad contó con policías de la provincia, municipales, gendarmes y otros trabajadores de las áreas de Salud y Defensa Civil.
El tributo a Antonio Gil en el predio de la Santísima Cruz, ubicado en la ruta, se realizó desde el viernes hasta el domingo. Finalmente, al caer la noche, se veló la Cruz de las Catacumbas, en el Centro de Interpretación ubicado en la intersección de las calles Yatay y José María Gómez.
Hoy, en un acto que comenzó a las 5 de la mañana, se trasladó la Cruz hacia el cementerio de “La Merced”para realizar una misa frente a la tumba del Gaucho.