En el marco del 40° aniversario de la Guerra de Malvinas, Vialidad Nacional creó el plan ‘Generando conciencia, uniendo soberanía’ en homenaje a los veteranos, las veteranas y los caídos en el conflicto bélico que tuvo lugar entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, y a modo de reafirmar la postura irrenunciable del país en relación a que las “Malvinas son argentinas”.
La acción consistió en colocar carteles en sectores de distintas rutas nacionales que se encuentran próximos a aeropuertos, marcando la distancia hacia estos últimos y hacia las Islas Malvinas. La señalización vertical fue instalada en más de 33 sitios cercanos a aeropuertos a lo largo y ancho de todo el territorio nacional.
En nuestro distrito se han colocado en distintos puntos de la RN3, 33, 229, además, se colocaron los carteles y la silueta de las islas en el Centro Cultural Malvinas Argentinas, ubicado en Cuyo y Zelarrayan de la ciudad de Bahía Blanca.
El 6 de abril de 1982, luego de que la dictadura cívico-militar iniciara el desembarco de tropas en las islas Malvinas, un grupo de trabajadores de Vialidad Nacional se ofreció voluntariamente para ir a realizar tareas. Cuatro agentes fueron convocados con la misión de realizar una adecuada evaluación de las necesidades existentes en la zona, proponer las medidas indispensables para atender convenientemente la misión específica de Vialidad Nacional en las islas; y supervisar el uso del equipo vial que se había dispuesto para servir como apoyo técnico de la Compañía de Ingenieros de Combate 601.
Con diversos obstáculos, Vialidad Nacional logró trasladar a las islas cinco camiones volcadores, dos topadoras, tres tractores y dos casillas rodantes. El primer objetivo era ubicar una vivienda para hacer una pequeña sede de Vialidad Nacional, que se convirtió en la Delegación Islas Malvinas del organismo.
El segundo objetivo consistió en efectuar un relevamiento de la red de caminos, que por entonces sólo tenía 19 kilómetros pavimentados o en buen estado. La guerra rápidamente deshizo cualquier objetivo y los destinó a otras tareas: construcción de un helipuerto y de caminos para el paso de ambulancias, asentamiento de piezas de artillería y armado de trincheras y refugios subterráneos que permitieron salvar muchas vidas. El ingeniero Alberto Gaffuri, el técnico Roberto Emilio Cogorno, el instructor-maquinista Facundo Tolava y el mecánico Luján Efraín Marrone pudieron regresar al continente con vida.