Alcohólicos Anónimos está cumpliendo 87 años de vida. Una de sus participantes destacó: “Cualquiera puede tomar, pero no cualquiera puede ser alcohólico”.
En 1935 dos estadounidenses fundaron una agrupación de ayuda que trascendió al tiempo y las fronteras geográficas. Hoy está cumpliendo 87 años Alcohólicos Anónimos, un grupo que brinda contención y ayuda a millones de personas alrededor del mundo.
Al respecto, una de las asistentes a uno de los grupos ubicados en Bahía Blanca comentó que “hace mucho tiempo que estoy asistiendo a las reuniones. Mi psicóloga me sugirió que vaya. Yo no tenía ni idea qué era. No sabía ni cómo trabajaban. Había llegado al punto de no poder cumplir el hecho de decir, no tomo. La OMS la denomina como una enfermedad crónica, progresiva y mortal al alcoholismo”.
En otro pasaje de la charla aclaró que “a veces no tiene que ver con la cantidad que tome alguien, sino cómo lo toma y para qué lo toma. En general el adicto al alcohol lo usa para calmar algún dolor. Lo usan como anestesia”.
Sobre los códigos que manejan en el grupo, resaltó que “el único que puede romper el anonimato es uno. Lo que se habla en las reuniones, queda en las reuniones. Hace 12 años que asisto a las reuniones. A mí me fue excelente. Tengo alrededor de cuatro reuniones semanales”.
Al mismo tiempo que destacó que “la enfermedad se puede frenar pero no se puede curar. Para eso está el programa de Alcohólicos Anónimos”.
Siendo sincera, reconoció que “cualquiera puede tomar, pero no cualquiera puede ser alcohólico. Hay gente que puede tomar diez veces más que yo, pero le afecta distinto, porque no le genera la dependencia”.
Por último señaló que “en Monte Hermoso el grupo lo sostiene un hombre que lleva más de 40 años en sobriedad. Lo bueno es que en verano, por el nexo que hay entre los distintos grupos, asisten desde otros puntos del país que van a vacacionar”.