El Lafayette Bar and Grill era un sitio penumbroso de los bajos fondos de Nueva Jersey. En la noche del 17 de junio de 1966 se escucharon disparos, gritos, gemidos, mientras siluetas oscuras corrían hacia la calle procurando esfumarse. Tres de los parroquianos yacían inmóviles en el piso. Dos murieron instantáneamente y el restante, aun con vida pero en grave estado, fue llevado a un hospital. Consciente pero al borde de la muerte alcanzó a dar testimonio de lo ocurrido. Inducido por la propia policía responsabilizó a dos hombres negros de la masacre. Uno de ellos era el boxeador Rubin Carter, a quien se le auguraba un futuro de campeón del mundo de los medianos. A Carter lo llamaban El Huracán por su estilo de combate. Estaba en la mira de la policía por antecedentes delictivos juveniles que a la edad de 14 años lo llevaron a un reformatorio después de haber sido acusado de asalto y robo. El boxeo llegó a su vida para salvarlo y también para concederle trascendencia pública a lo que expresaba fuera del ring. Se había convertido al Islam. Era un negro rebelde de palabras punzantes. Sin eufemismos condenaba el trato desigual que recibían en los EE.UU. sus hermanos de raza. Por eso era peligroso para la ley, para la Policía que encontró su oportunidad de llevarlo a la cárcel y por qué no a la silla eléctrica. Con su amigo John Artis, también negro, fue declarado culpable por un tribunal compuesto solo por blancos y recibió como condena tres cadenas perpetuas por el triple asesinato. Siempre manifestó su inocencia y su deseo de que su caso se revisara. En prisión estudió abogacía y filosofía y en 1974 publicó su autobiografía en el libro El décimosexto round. La obra despertó el interés de Muhamad Alí
y Bob Dylan, quienes convencidos de su inocencia pusieron el caso en las primeras planas mediáticas. Alí con su verborragia y militancia en defensa de los derechos de las minorías y Dylan con su poesía y música al componer en 1975 “El Huracán”, una joya hecha canción con formato de crónica musical convertida en uno de sus mayores éxitos.
La persistencia de la lucha de Carter y el peso de la opinión pública lograron que se abriera un segundo juicio en 1976. Nada se modificó y las condenas se reafirmaron pese a que el principal testigo era un delincuente que en dos oportunidades había cambiado su declaración.
Pero en 1979 una adolescente negra logra interesar a un buffet de abogados de Toronto, Canadá, para que inicien una campaña para lograr la libertad de El Huracán. En 1985 un juez federal dictaminó que la Fiscalía había actuado de mala fé en los dos juicios anteriores y Carter recibió la libertad condicional. Tres años más tardes todos los cargos pendientes fueron retirados. Rubin Carter pasó casi veinte años en prisión por crímenes que no había cometido. Ya libre se instala en Toronto donde se convierte en activista en favor de presos injustamente encarcelados a través de su fundación Inocencia Internacional. Muere a los 76 arrasado por un cáncer terminal.
Aquí viene la historia del Huracán.
El hombre al que las autoridades culparon
De algo que nunca hizo
Lo pusieron en una celda de prisión, pero él pudo haber sido
el campeón del mundo.
Si eres negro es mejor que no salgas a la calle
A menos que quieras caldear el ambiente.
Alfred Bello tenía un socio y éste era un soplón de la cana
Arthur Dexter Bradley había salido para merodear
Dijo: “Vi a dos hombres huyendo, parecían pesos medios
Saltaron a un auto blanco con matrícula de otro estado”
“¿Recuerdas aquél asesinato en el bar?”
“¿Recuerdas que dijiste haber visto el coche en la huída?”
“¿Crees que pudo haber sido aquél boxeador el que viste huir aquella noche?”
“No olvides que eres blanco”
Arthur Dexter Bradley dijo: “Realmente no estoy seguro”
“Los polis dijeron: “A un pobre chico como tu le vendría muy bien una oportunidad”
No querrás volver a la cárcel, así que sé buen chico
Le harás un favor a la sociedad
El hijo de puta es bravo y se pone más bravo
Queremos moverle el culo
Queremos clavarle este triple asesinato a él
Todas las cartas de Rubin estaban marcadas de antemano
El juicio fue un circo de cerdos, él nunca tuvo una oportunidad
El juez hizo aparecer a los testigos de Rubin como borrachines de los bajos fondos
Para la gente blanca que miraba él era un vago revolucionario
Y para la gente de color él era solamente un negro loco
Nadie dudó de que él había apretado el gatillo
Y el jurado de blancos estuvo de acuerdo.
Rubin Carter fue falsamente enjuiciado
¿Cómo puede la vida de un hombre como ese estar en la palma de la
mano de algún truhán?
Verlo tan obviamente entrampado
No puedo evitar avergonzarme de vivir en un país así
Donde la justicia es un juego.
Ahora todos los criminales con sus trajes y corbatas
Están libres para beber martinis y mirar el amanecer
Mientras Rubin se sienta como Buda en una celda de diez pies
Un hombre inocente en un infierno viviente
Esa es la historia de el Huracán
Pero no terminará hasta que limpien su nombre
Y le devuelvan el tiempo que ha cumplido
Lo pusieron en la celda de una prisión, pero una vez pudo haber sido campeón del mundo.
Bob Dylan, premio Nobel de la Paz, canta su inolvidable tema El Huracán.
Aquí te esperamos para seguir escuchando ….CANCIONES.