El 6 de enero de cada año se celebra la llegada de Melchor, Gaspar y Baltazar al lugar de nacimiento del Niño Dios. Aunque tal episodio quedó registrado en frescos, mosaicos y frisos de templos cristianos, precristianos, medievales y renacentistas, muchos datos que damos por ciertos, resultan bastante dudosos.
La existencia de los denominados Reyes Magos quedó asentada en los relatos bíblicos, que hacen referencia a tal noble presencia en la humilde casa de Belén. Ellos sabían que «el rey de los judíos» acababa de nacer, y fueron a llevarle regalos. Pero, en medio de tal episodio, emergieron varios añadidos que pueden calificarse por lo menos como dudosos. Seguidamente, 5 datos sumamente interesantes de lo que sucedió aquel 6 de enero original.
No eran reyes, ni magos, ni eran tres
Pueden parecer increíble, pero la primera referencia a ellos aparece en el Evangelio según San Mateo, y no menciona sus nombres, ni que eran tres o qué aspecto tenían. El relato sólo contaba cómo unos «magos» llegados desde Oriente, fueron guiados por una estrella hacía Belén, para que adorasen a Jesús, el rey de los judíos que acaba de nacer. Su apodo de «magos» tiene su origen en la descripción que hacen de ellos los Evangelios Apócrifos (textos religiosos descartados por los primeros cristianos que no se incluyeron dentro de la Biblia). En aquella época, el mago era sinónimo de astrólogo, aquel que podía predecir acontecimientos a partir del movimiento de las estrellas. Por ello se los nombra como «steleros» (astrólogos) y no reyes. Pero durante la antigüedad el término «mago» comenzó a hacer alusión a sabio. Y a partir del siglo VIII se los presentó como reyes en las representaciones de arte religioso.
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No aceptaron la invitación del rey Herodes
La noticia de la presencia de los Reyes Magos corrió como pólvora por la región y llegó a los oídos de Herodes el Grande, el Rey de Judea, quien invitó a los magos a su palacio para que le contaran quién era ese niño del que todo el mundo hablaba, y dónde podía ir para adorarlo. Pero ellos, guiados por la estrella, continuaron su camino y llegaron al pesebre, junto a José y María. Durante su regreso, un ángel se les apareció para advertirles que no fueran a ver a Herodes, quien quería era encontrar al niño Jesús para acabar con su vida. Ello dio lugar a la orden de matar a todos los niños de hasta dos años.
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¿Cuál fue la estrella que orientó a los Reyes Magos?
La historia oficial cuenta que fue la estrella de Belén la que guió a los Reyes Magos hasta el lugar de nacimiento de Jesús. Sin embargo, la ciencia posteriormente reveló que, dicha estrella, en realidad se trataría de un simple pasaje del cometa Halley por el cielo de nuestro planeta. Halley es uno de los cometas más conocidos y orbita alrededor del Sol cada 76 años, que es cuando se lo puede apreciar en el firmamento.
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Oro, incienso y mirra
Como fueron tres las ofrendas al Niño Jesús, se optó por pensar que se trataba de tres los reyes magos. Melchor portaría el oro para alabar la realeza de Cristo, Gaspar incienso (mezcla de sustancias resinosas que al arder despiden buen olor) como símbolo de su divinidad, y Baltasar mirra como reflejo de la humanidad de Jesús, porque era una sustancia utilizada para embalsamar cadáveres.
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Un rey mago por cada continente conocido
A Melchor se le asociará con las poblaciones europeas y llevará barba blanca como símbolo de la vejez. Gaspar se representará en cuadros con rasgos asiáticos, aspecto maduro y barba oscura. Baltasar, con el correr de los siglos, pasará a ser negro como representación de la población de África. Representarán, además de diferentes edades, al mundo conocido del momento, sin América, Oceanía o la Antártida. Pero, en la actualidad, su misión es llevar alegría y regalos a todos los hogares del mundo.