El Nuevo Mercado Agro Ganadero requirió una inversión de 20 millones de dólares, posee una superficie de 110 hectáreas, corrales techados y capacidad para recibir 12.000 cabezas de ganado vacuno diarios.
El último viernes, tras 122 años de visa, el Mercado de Liniers cerró sus puertas, y en el día de su despedida, una sensación de nostalgia atravesaba a sus empleados; mientras que en los vecinos y comerciantes de la zona domina la incertidumbre por el destino del predio.
En lo que respecta al remate de hacienda, a partir del martes se abre una nueva etapa con la inauguración oficial y el inicio formal de las operaciones del Nuevo Mercado Agro Ganadero (MAG), ubicado a la altura del kilómetro 86 de la ruta provincial número 6, en el partido bonaerense de Cañuelas.
El puntapié inicial que determinó el cierre del Mercado de Liniers comenzó en 2001, con la sanción de la Ley 622 por parte de la Legislatura porteña, que prohibió el ingreso de ganado vacuno en pie al distrito con la excepción de aquellos destinados a exposiciones o actividades especiales.
Recién en 2018 se escogió y se compró el terreno en Cañuelas, mientras que la construcción del nuevo establecimiento comenzó en 2020, con una inversión de US$ 20 millones.
El MAG posee una superficie de 110 hectáreas (frente a las 32 hectáreas de Liniers), corrales techados y capacidad para recibir 12.000 cabezas de ganado vacuno diarios.
Como novedad, los proveedores de servicios tendrán un espacio dentro del nuevo complejo, además de construirse un hotel de cadena internacional de 120 habitaciones, centro de convenciones, viviendas con prioridad para los empleados del Mercado, estación de servicio, y un centro comercial y gastronómico.
La última rueda de ventas arrancó a las 7.30 con la habitual puja entre compradores, con el último remate celebrándose veinte minutos antes de las 11.
A las 11 el Mercado de Linieres, tras 122 años de vida, pasó a ser historia y la inquietud que ahora domina a los vecinos y comerciantes de la zona es qué va a pasar con las 32 hectáreas que conformaban el principal centro concentrados porteño.
En diálogo con Télam, Oscar Subarroca, presidente de Mercado de Liniers SA, concesionaria del establecimiento desde 1992, afirmó: «Es un día que todos esperábamos, donde todos tenemos el corazón metido en la piel; una vivencia muy especial despedir a este glorioso y tradicional Mercado de Liniers».
Al encabezar uno de los primeros remates de la jornada, un consignatario de la firma Monasterio Tatersall sostuvo: «Es un día histórico para todos. Este gran recinto que tenemos, donde vivimos tantas aventuras y tantas lluvias, nos dejó marcados a todos, pero esta historia sigue».
Luego, comenzó el característico ida y vuelta: «60 tengo para abrir, 62, 62, 65», voceaba el hombre las distintas ofertas, mientras desde los puentes los interesados pujaban por imponer su propuesta de compra.
«Se va a extrañar todo el ambiente, pero la relación de familiaridad entre nosotros, por suerte, va a seguir existiendo en otro lugar», comentó a Télam Ricardo, martillero, cuyo padre, Fernando, «muy querido por todo el mercado» y que forma parte de una de las familias que formó del inicio hace más de un siglo, recibió una medalla de reconocimiento en el acto de cierre.
En el acto del viernes también estuvo Justo, exmatarife que compraba para sus carnicerías, quien, con sus 80 años a cuestas, se hizo presente solo para poder darle la despedida a un lugar donde trabajó durante 35 años.
«Cuando yo venía, todos los años decían que se iba y no pasaba nada. Uno pensaba que no se iba a ir más», recuerda y pide que el Mercado se conserve, aunque sea, «para el turismo».
No es para menos ya que los proyectos para mudar al Mercado se remontan a la presidencia de Arturo Frondizi, a principios de los años sesenta.
Mercedes, Chascomús, San Vicente, Luján; los proyectos se sucedían, pero según cuentan Juan Carlos, Pascual, Santos y Gino, de la consignataria Colombo y Colombo, «faltaba el impulso desde arriba».
«Mis abuelos están acá desde 1940. Los más grandes son los que más nostalgia tiene y los jóvenes somos los encargados de generar el proyecto en Cañuelas y de desarrollarlo», dijo Juan Carlos, titular de la casa intermediaria, que compite con otras 44 en el predio para ganarse la confianza del vendedor y el comprador.
Los productores recurren a ellas, ya sea para vender su ganado en Liniers o para colocarlo directamente en ferias locales de todo el pías, además de los remates televisivos y virtuales, una modalidad que, según coinciden, recibió un fuerte impulso tras la pandemia y que, por ejemplo, permite que alguien «desde la computadora compre al mismo tiempo en un remate en Saladillo o en Córdoba».
Para Pascual la mudanza a Cañuelas implicará «dejar la historia atrás y encarar el futuro».
«Vamos a ganar sobre todo en lo logístico. No se podía entrar a la Ciudad con 500 camiones, descargar las vacas, venderlas y volverlas a cargar para llevarlas afuera, ya que la mayoría de los frigoríficos están en el corredor de la ruta 6», explicó a Télam el consignatario.
Lo mismo piensa Andrés Mendizábal, presidente de la consignataria homónima, para quién existe «una necesidad» de mudarse a Cañuelas ya que «todo evoluciona».
Andrés comenzó a trabajar en los años cincuenta, cuando el Ferrocarril del Oeste aún llegaba al predio y el Frigorífico Lisandro de la Torre continuaba operando a metros del Mercado.
La mayoría de los empleados del Mercado de Liniers van a seguir trabajando en Cañuelas, a dónde se trasladarán diariamente por sus propios medidos o a través de combis provistas por la empresa propietaria.
«Acordamos tomar la hora de ida y de vuelta como horario de trabajo, mientras que se ofrecieron retiros voluntarios a quienes están cerca de jubilarse o no quieren trasladarse», indicó Carlos Ochoa, secretario de organización de la Federación de la Carne y secretario general de los trabajadores del Mercado.
Los que no saben qué va a suceder con el predio son los vecinos y comerciantes de la zona, cuando a partir de mañana -lunes- se firme el convenio de entrega.
En 2019, la Legislatura porteña aprobó un proyecto para urbanizar el predio bajo un esquema que prevé destinar el 35% de la superficie para la construcción de edificios de viviendas y el 65% restante a espacios públicos, que incluyen la creación de «un «parque temático» con una narrativa relacionada con las actividades rurales, apertura de calles, escuelas y un polo gastronómico.
El terreno es uno de los bienes que, tras ser cedido ese año por la administración nacional al Gobierno de la Ciudad, actualmente se encuentra en un limbo por su jurisdicción y podría regresar, al igual que lo hicieron terrenos ferroviarios en Caballito, a Nación.
Un temor de los habitantes de la zona es que, en el mientras tanto, los terrenos sean ocupados.
«Si no ponen seguridad se van a meter y dicen por acá que están preparando micros para entrar», comentó Daniel, dueño de una remisería.
Al mismo tiempo, minimiza el argumento de que el Mercado es una molestia para los vecinos ya que, recuerda, «primero vino el mercado, y después se construyeron las casas alrededor».
Para Mario, vecino de la zona, Liniers forma parte de la identidad como Nueva Chicago, pero su cierre «ayudará a que haya más limpieza en el barrio».
Por último, a modo de resumen de lo que piensa el barrio, Graciela, propietaria de un kiosco, dijo a Télam que el cierre del mercado «da tristeza».