Las ballenas barbadas cantan gracias a un sistema único en su laringe que funciona de forma similar al de los mamíferos terrestres como el humano, difundió la revista científica ‘Nature’.
El estudio, llevado adelante por un equipo internacional de científicos, se realizó con muestras de laringes de tres especies de misticetos (ballena jorobada, ballena minke y rorcual común) y los combinó con modelos anatómicos e informáticos.
Coen Elemans, del Departamento de Biología de la Universidad del Sur de Dinamarca, en Odense, dirigió al grupo de especialistas que concluyeron que estos animales desarrollaron «estructuras laríngeas únicas para la producción de sonidos», según lo publicado en la prestigiosa revista.
El estudio, que solo puede hacerse con cadáveres de ballenas varadas cuyos tejidos se descomponen rápidamente, reveló que estos animales pueden emitir dos sonidos al mismo tiempo.
Esta familia de ballenas ha desarrollado estructuras únicas en su laringe, que les permiten realizar vocalizaciones de baja frecuencia pero limitan al mismo tiempo su rango de comunicaciones.
Una vez que sus pulmones están llenos de aire, después de inhalar con su espiráculo y cerrar válvulas que evitan la entrada de agua, la ballena produce su canto al expulsar el aire a través de su laringe.
El aire vibra entre cuerdas cartilaginosas, de manera similar a cómo lo hace entre las cuerdas vocales de un humano para producir un sonido.
Luego, el aire ingerido por las ballenas pasa a una bolsa, llamada laríngea, que permite su reciclaje hacia el pulmón, para emitir a continuación una nueva vocalización.
Los especialistas descubrieron el uso alternativo, y posiblemente simultáneo según las especies, de un cojín de grasa situado encima de las cuerdas cartilaginosas lo que podría permitir la producción de otro sonido.
Hace unos cincuenta millones de años, cuando los ancestros terrestres de las ballenas tuvieron que aprender a nadar para sobrevivir, su sistema de comunicación se adaptó para evitar el ahogamiento, publicó la agencia AFP .
Los odontocetos, los cetáceos con dientes como el delfín actual, desarrollaron un órgano nasal que les permitía emitir sonidos, mientras que, por otro lado, los científicos suponían que los misticetos, los cetáceos con barbas como la ballena azul o el rorcual, utilizaban su laringe para producir vocalizaciones.
El mecanismo de su anatomía que permitía estos cantos no era comprendido totalmente.
Los primeros marineros habían detectado estos sonidos extraños, inicialmente atribuidos a criaturas míticas o a «la imaginación de marineros borrachos», recordó la anatomista estadounidense Joy Reidenberg en el artículo.
Solo después de la Segunda Guerra Mundial, con acceso a los sonidos grabados por los hidrófonos militares, los investigadores comprendieron que estos cantos eran producidos por las ballenas.
Esta observación se obtuvo registrando las vibraciones producidas por un flujo de aire en pedazos de laringe, «una experiencia que sigue siendo imposible de observar en un animal vivo, dado su tamaño», señaló Joy Reidenberg.
La realización del experimento con muestras de laringe al aire libre limitó los resultados porque no logró explicar cómo los sonidos producidos dentro del animal pueden propagarse hacia el exterior en el agua, con todas las válvulas cerradas.
Pero, paralelamente, las mediciones realizadas por el equipo de Coen Elemans estableció límites fisiológicos de los rangos de frecuencia de los cantos, su duración y la profundidad a la que las ballenas pueden emitirlos.
Las ballenas cantan básicamente en las mismas profundidades y frecuencias que los sonidos producidos por el tráfico marítimo, perturbando una posible comunicación entre cetáceos. informó AFP.