Un equipo internacional en el que participaron investigadores del Conicet comprobó que en 18 ciudades de Latinoamérica los cementerios poseen una variedad de aves similar a los parques urbanos, lo que los convierte en «refugios de biodiversidad», como el Cementerio de la Chacarita que aloja la mayor cantidad de aves en la ciudad de Buenos Aires y genera incluso beneficios para la salud humana, dijo a Télam el primer autor del estudio.
Ejemplares de Garcita Blanca (Egretta thula) se avistaron en cementerios de Brasil.
Se trata de una de las pocas investigaciones del mundo que estudió la relación de las aves con los cementerios y los especialistas buscaron replicar en Latinoamérica los primeros estudios sobre el tema que comenzaron en Europa en los últimos años.
«Cuando vi los trabajos europeos me pareció algo re interesante porque en la ciudad hay un montón de áreas públicas que tienen vegetación, pero a los cementerios uno ni les presta atención», dijo a Télam Lucas Leveau, primer autor del estudio, sobre el inicio de la investigación colaborativa y a gran escala que reunió a 37 especialistas de toda la región.
«Al empezar a estudiarlos encontramos que la cantidad de especies que hay en cementerios es similar a la de los parques. O sea que los cementerios funcionan como un refugio de biodiversidad en ciudades al igual que los parques urbanos», aseguró el investigador del Conicet en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (Iegeba).
Si bien resulta curioso que los cementerios también sean capaces de albergar vida, Leveau señaló que no es un hecho tan sorpresivo cuando se analizan las áreas verdes que tienen con diferentes tipos de vegetación como césped, arbustos y árboles de gran tamaño.
«Cuando uno va, por ejemplo, al cementerio de Flores o de Chacarita hay sectores que tienen mausoleos y mucho cemento, pero hay otros que están muy parquizados», detalló el doctor en Ciencias Biológicas.
Otra de las características de estos lugares que los hacen propicios para ser el hogar de aves es que son menos concurridos y ruidosos que los parques.
«Se sabe que el ruido y la cantidad de gente puede afectar negativamente. Las aves cantan para comunicarse y si hay ruido, sobre todo un ruido que se solapa con el canto, no se pueden comunicar. También, el hecho de que haya mucha gente caminando hace que estén más atentas a las personas y coman menos», explicó el investigador.
El trabajo, publicado recientemente en la revista científica de acceso gratuito PeerJ, reunió datos de censos de aves en 36 cementerios y 37 parques de la ciudad de Buenos Aires, Chilecito, San Miguel de Tucumán, Porto Alegre, Ciudad de México, San José de Costa Rica y otras once ciudades de la región.
En total detectaron casi 18.000 aves pertenecientes a 281 especies que variaron de acuerdo a la zona en que se ubica cada ciudad.
En general se trata de especies que se alimentan en el suelo y anidan en árboles, como la Cotorra y el Zorzal Colorado que son comunes en Buenos Aires y en Porto Alegre (Brasil), o como el Chingolo que predomina en La Paz (Bolivia) y Santiago de Chile.
Las especies menos abundantes son las que anidan y se alimentan en el suelo, ya que son las más afectadas por la urbanización y tienden a extinguirse localmente ante la expansión de las ciudades.
Para realizar el estudio, el equipo localizó cementerios y parques urbanos de similares características en tamaño y ubicación, mientras que se consideró el nivel de urbanización rodeando cada sitio con imágenes satelitales.
En cada lugar contabilizaron aves con la metodología de punto de conteo, donde un especialista cuenta todas las aves que ve o escucha durante diez minutos. Este procedimiento se repitió siguiendo el mismo protocolo en dieciocho ciudades de ocho países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y México.
El equipo de investigadores detectó algunas reglas biogeográficas que determinan cómo se distribuyen las especies.
«Se vio que en los cementerios hay mayor número de especies de aves en ciudades más tropicales porque están rodeadas por selvas que tienen más diversidad que ciudades que están, por ejemplo, en el altiplano de Bolivia o en zonas áridas como Mendoza o Chilecito», explicó Leveau.
«También hay una relación negativa con la altitud. En las ciudades que están más altas sobre el nivel del mar, como tienen menos especies, estas áreas verdes absorben menos especies de los alrededores», agregó.
A su vez, los investigadores confirmaron que es muy favorable que los parques urbanos y los cementerios tengan diversidad de vegetación e iguales proporciones de césped, arbustos y árboles para alojar más tipos de especies.
«En el estudio sugerimos que es importante mantener la diversidad de la vegetación y que estaría bueno ampliar la cantidad de áreas verdes dentro del cementerio. Por ejemplo, el Cementerio de la Recoleta es un lugar histórico y turístico en la ciudad de Buenos Aires, pero tiene mucho cemento. Entonces se podrían plantar más árboles para favorecer que haya más especies y más verde», indicó el especialista en biodiversidad.
En la ciudad de Buenos Aires, el Cementerio de la Chacarita es la necrópolis que tiene más especies de aves en sus 95 hectáreas de extensión, siguiendo la relación especie-área que indica que las áreas grandes tienden a recibir mayor número de especies.
Este cementerio también se caracteriza por la gran obra subterránea del célebre arquitecto Clorindo Testa que favorece la presencia de algunas especies como las golondrinas. «Hay nichos debajo de la tierra y hay unos sectores de cemento con mucho césped rodeando que son propicios para esas aves», precisó Leveau.
Al comparar el Cementerio de la Chacarita con el Parque Agronomía por su tamaño similar, se verificó que se encontraban las mismas especies en los dos lugares y en una cantidad semejante.
Respecto a la importancia de mantener y crear espacios verdes en cementerios para la conservación de aves, el investigador aseguró que en diversos estudios se comprobó que «las personas que escuchaban más cantos de aves se sentían mejor. Entonces, mantener una alta diversidad de aves es positivo en varios aspectos, incluso en la salud humana».
«Cada vez vive más gente en las ciudades, entonces está bueno vivir en una ciudad que tenga naturaleza y, en ese sentido, los cementerios son importantes», concluyó.