La presencia del roedor más grande del mundo en el SOB ya es indisimulable. Expertos consultados afirman que no es una plaga ni representa un riesgo para la población. Y que debería iniciarse un debate para la convivencia.
“El carpincho encontró, en el sudoeste bonaerense, un lugar apacible para vivir. Como especie acuática vino a ocupar un nicho que estaba vacío. Pero está claro que un roedor herbívoro no nos va a complicar la vida”.
Lo dijo Alejandro Morici, naturalista radicado en Bordenave y estudioso del tema en la zona de Sierra de la Ventana, acerca del debate instalado por la mayor aparición de carpinchos en una región, como la nuestra, que no registra antecedentes significativos anteriores al año 2005. Morici sostuvo que los carpinchos ya atravesaron las sierras, en la Comarca, siguieron por Coronel Suárez y llegaron a Las Encadenadas, a la altura de Guaminí.
“La colonización se hizo por la costa. Ha sido por factores antrópicos y por el cambio climático”, dijo.
“La primera explicación hay que buscarla en la disminución de la temperatura promedio, lo que permite a esta especie tropical aprovechar nuestra zona. Y existen otros factores fundamentales”, agregó.
El investigador aludió a la deforestación masiva que se está haciendo en el territorio nativo del carpincho —»el Delta, hoy diezmado por los countries y los barrios privados”, dijo—, lo que hizo que el roedor se traslade a un sitio parecido al que se mueve habitualmente.
“Esto también se vio favorecido por la extensión, cerca de la costa, de las plantaciones de soja y de girasol, por ejemplo, que le dan cobertura para que se pueda esconder “, comentó.
Morici también sostuvo que el carpincho utiliza al mar como corredor, ya que es buen mamífero acuático y que, a su vez, ingresa por todos los ríos que encuentra a medida que se va desplaza por la geografía costera. «Ha entrado por el Sauce Grande, por el río Quequén y así hacia el interior de la provincia de Buenos Aires”, dijo.
“El carpincho también se ha beneficiado por el despoblamiento de productores, ya que ni siquiera quedan los perros, al margen de que el sudoeste bonaerense es una zona favorable porque no encuentra predadores”, admitió.
“En el norte, el puma y el yaguareté lo mantenían a raya, por decirlo de alguna manera, pero tanto allá como acá el puma existe en forma excepcional, justamente por lo que comentaba de la ampliación de la frontera agrícola”, afirmó.
En la misma línea de análisis, Morici entiende que el carpincho no puede ser contemplado como una plaga.
“No se lo considera plaga en ningún sitio de la Argentina. Incluso, en la provincia de Santa Fe es una especie protegida por ley, porque está expuesto a la caza por la piel y por la carne, que se comercializan”, sostuvo.
“Pero, como todo roedor, al tener que gastar los dientes de adelante puede afectar alguna parte de los palos (NdR: de los alambrados) o algún cultivo con la caña media gruesa, como pueden ser el maíz, el sorgo y demás”, explicó.
“El tema de que el carpincho sea una plaga es discutible, ya que, entiendo, la cantidad de animales en la región no es tan numerosa para llegar a ese nivel”, comentó Carlos Bodanza, médico veterinario especializado en plagas a nivel rural, presidente del Colegio de Veterinarios de Bahía Blanca y periodista agropecuario.
Carlos Bodanza, médico veterinario.
“Desde el punto de vista agrícola, el carpincho tiene el hábito de comer cerca de las riberas de los arroyos o de las lagunas donde vive, por lo cual no existe un daño importante en los cultivos. Podría haber casos puntuales, pero ese no es su hábito alimenticio”, agregó.
Bodanza también contó que nunca el daño será tan importante como el que provocan, en los cultivos, el loro, el girasol, la vizcacha y la paloma.
“En agro, cuando se dice erradicar una plaga o eliminar una maleza se habla de controlarla o manejarla, ya que esos son los térmicos adecuados para manejarse en la naturaleza», manifestó.
«Cuando uno habla de prohibir estamos aludiendo a una especie, por ejemplo el carpincho, que hoy no tiene un predador natural, más allá del puma o el gato montés y la caza controlada que podría realizar el hombre. Ahí se provocaría un desequilibrio con esa población”, relató.
Bodanza también citó el caso del peludo. “Es considerado una plaga dentro del sector agropecuario porque lo vemos rompiendo infinidad de silos bolsa. También ha proliferado el chancho jabalí en una amplia zona, ya que a causa de los incendios se trasladaron hacia la zona cercana a Bahía Blanca y, ahora, están desde la ruta nacional 35 hacia nuestra ciudad”, relató.
“Tanto el jabalí, como el carpincho, sí podrían ser peligrosos a la hora de cortar una ruta, pero de ahí a ser una plaga hay una distancia. No me atrevo a calificarlo de esa manera”, aseguró Bodanza.
“El concepto de plaga es un poco anacrónico e inconveniente desde el punto de vista ambiental”, sostuvo —por su parte— Cristóbal Doiny Cabré, naturalista y vecino de Sierra de la Ventana.
Cristóbal Doiny Cabré, naturalista.
“Es cierto, de todos modos, que hay especies que pueden convertirse en un problema y por eso lo ideal es hacer un manejo adecuado”, afirmó.
“Creo que antes de intervenir, o no, respecto de una especie autóctona, es prudente hacer un estudio biológico para saber cuántos hay y cuál es la dispersión que han alcanzado que, por lo que dicen, es bastante amplia en nuestra región en la zona del Sauce Chico”, sostuvo.
Doiny Cabré ratificó que los carpinchos no son originarios del territorio bonaerense, por lo que este hecho genera una intrusión a un ecosistema que ya está muy modificado.
“Voy a Sierra de la Ventana desde chico y no recuerdo haber visto algún carpincho alguna vez. Creo que los primeros empezaron a aparecer en 2005. Al primero lo vi fue en 2006 y me llamó mucho la atención porque de lejos parecía una nutria y me sorprendó por el tamaño; claro, era un carpincho”, aseveró el naturalista.
“Antes era algo simpático, pero hoy se van bastantes más; se nota mucho. No digo que no pueda transformarse en un problema, pero —insistió— creo que cualquier decisión que se tome, porque acaso contaminen el agua en los sitios donde hay desarrollos turísticos, deberá contener una base técnica y científica”.
En ese mismo sentido, una eventual contaminación por las excretas de los carpinchos ha originado no pocas discusiones. Incluso, por la aparente aparición de Escherichia coli en el dique de Sierra de la Ventana.
“La EC detectada en el agua tiene más probabilidades de provenir de un vacuno que de un carpincho”, aclaró Bodanza.
“Desconozco la composición bacteriana de la material fecal de un carpincho, pero sí se sabe de la presencia de EC con cepas tóxicas, la O 157, en la materia fecal del bovinos. Eso existe en todas las riberas de los arroyos de la zona, porque son fuentes de bebida de los rodeos”, afirmó.
“El problema es que se hace un balneario en un arroyo que viene bajando de las sierras y es lógico que traiga excretas de todas las especies que andan dando vueltas”, añadió.
“¿Si es un peligro para los turistas? No. El carpincho, como todo roedor, es asustadizo y huidozo», dijo.
“No representa un peligro, más allá de que conozco casos de productores que han atropellado algunos en caminos vecinales. En zona de Tres Arroyos se ve con frecuencia”, comentó.
Ejemplares en El Lago de los Cisnes, en Necochea, en 2013.
Bodanza citó al distrito de Tornquist como un caso puntual, ya que han bajado los cauces de los arroyos y, además, son usados para fines turísticos como balnearios.
“Es probable que allí se hayan juntando más excretas de lo normal de el cauce de un arroyo, pero nada que permita inferir, por ahora, que sea una plaga del sector agropecuario”, comentó.
“Hasta el momento, de acuerdo con lo que he estudiado en la Comarca Serrana y en Coronel Suárez, no encontré ningún efecto colateral negativo por la presencia de carpinchos, con la sola excepción de haberlo visto», afirmó Morici.
«Sí podría atacar algún cultivo cercano a los cuerpos de agua, pero sería excepcional”, añadió.
“No creo que vaya a constituirse en un problema, así como tampoco que vaya a transmitir alguna enfermedad”, sostuvo.
“Por ejemplo, en el caso de los eventuales excrementos en los balnearios no creo que haya una afectación grave, ya que si así sucediera en todos los balnearios de los ríos Paraná y Uruguay, por ejemplo, donde acuden miles de personas, conoceríamos los alcances de esta complejidad. Y hasta hoy no las hay”, argumentó.
Morici dijo que el carpincho es una especie que está, desde Misiones hasta Buenos Aires, conviviendo con no pocos ríos y que en ningún lado es considerado como transmisor de alguna enfermedad para el hombre.
Doiny Cabré dijo que desconoce si los carpinchos pueden generar problemas a los cultivos, como tampoco si podrían contaminar los diques.
“No tengo registros de nuestra zona porque esto es muy reciente, claro”, añadió el naturalista.
“Podría instalarse en toda la provincia”
“A este paso, calculo que el carpincho va a cubrir toda la provincia de Buenos Aires”, sostuvo Alejandro Morici.
“Vemos que hay otras especies que están avanzando en este territorio desde el norte hacia el sur. Son los casos de diferentes aves y reptiles, por ejemplo”, agregó.
“Esto se debe a los cambios de temperaturas, ya que el clima hoy está más cálido en nuestra región”, dijo.
“¿Hacer un censo? Se podría, aunque es muy difícil porque no hay un método establecido para hacerlo”, aclaró.
Morici añadió que en las reservas naturales se podría realizar por intermedio de los guardaparques, en los momentos en que salen a tomar sol, por ejemplo, pero que en lugares abiertos es muy complejo.
Ante la consulta sobre si el carpincho puede convertirse en una problema para la región, Morici negó esa alternativa.
“Los inconvenientes son siempre los mismos. Las especies problemáticas son las exóticas; es decir, ciervos, antílopes y jabalíes. Esos son los verdaderos problemas que tenemos en Buenos Aires y en La Pampa porque, básicamente, desplazan a las especies autóctonas”, argumentó el investigador oriundo de Quilmes, en el GBA.
Guillermo D. Rueda
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