La Doctora en Biología, Samanta Cairo, nos brinda algunos datos sobre el famoso ‘Sapito de las Sierras’. En esta nota, nos explica la historia de vida del anfibio nativo de nuestra zona.
Samanta se graduó como Licenciada en Biología en la Universidad Nacional del Sur. Hizo su tesis de licenciatura con ‘el sapito de las sierras’ y luego hizo un Doctorado en Biología. Además, se adentró en la docencia y se especializó en la enseñanza de la Biología.
Samanta afirma que la investigación de esta población le llevó unos 8 años y que, al mismo tiempo, se internalizó en la conservación de la especie. «Tenía que ver con estudiar la historia de vida del sapito» aclaró.
Como todo sapo, el sapito de las sierras inicia su vida en una etapa acuática en la que es renacuajo, después sufre una metamorfosis y pasa a ser un animal terrestre. «Su etapa juvenil, que es desde que sale del agua hasta que le salen las manchitas, es una incógnita» sostiene Samanta.
El sapito de la sierras es un sapo de no más de tres centímetros de tamaño, color negro con manchas amarillas. También tiene manchas en la panza en tonos anaranjados o rojos. Según Samanta, estas manchas forman un patrón único de cada individuo, «es como nuestra huella digital». Gracias a estas manchas, ella podía reconocer cada individuo y estudiarlos. «Iba al campo a sacarles fotos y podía estudiar cuánto se movían, si volvían a criar en la misma charca, cuánto tiempo iban a reproducirse durante el estudio, si cruzaban la ruta, etc.» explicó.
Le preguntamos a Samanta dónde quedan los sapitos cuando las charcas temporarias se secan, a lo que respondió: «Ellos sólo van a reproducirse sólo en las lluvias intensas y luego se vuelven a esconder bajo de las piedras y dentro de las grietas. Necesitan de lugares húmedos, pero no necesitan del agua para vivir».
Samanta sostiene que los sapitos de las sierras «son indicadores ambientales», lo que quiere decir que la calidad del agua y del aire está bien si se visualizan estos individuos. Estas poblaciones son nativos de acá, pero no son exclusivos de Sierra de la Ventana, también se encuentran en Tandil, por ejemplo. «Estas poblaciones son muy importantes porque, por más que haya varias poblaciones en distintos puntos del país, es necesario conservarlas. Son patrimonio natural» aclaró Samanta.
Entre los peligros que sufren las especies de anfibios a nivel mundial tiene que ver con el cambio climático, el hecho de que el planeta se vaya calentando los afecta a largo plazo. La pérdida de hábitat, la alteración de hábitat, la sobreexplotación y fragmentación de hábitat son otros de los problemas que tienen. El depredador natural que tiene el sapito de la sierras es la culebra y algunas aves.
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