“La soberanía es el poder absoluto y perpetuo de una república”
(Thomas Hobbes)
La Revolución de Mayo fue el proceso histórico fundamental, que inició en 1810 nuestro movimiento emancipador. Desde ese momento cambiaron las instituciones del régimen hispánico, y surgieron las instituciones patrias. Este cambio de orden se dio en diversas etapas y participaron en él nativos, criollos y peninsulares.
Antes de desembocar en los acontecimientos de la semana de mayo es importante caracterizar el S. XVIII, o siglo de la Ilustración, entre estas la oposición al absolutismo de derecho divino y al proteccionismo económico; fue también un siglo de grandes avances científicos y en su segunda mitad se inició la primera revolución industrial.
La divulgación de las nuevas ideas repercutió en diversas formas; en Francia que descollaba en el aspecto intelectual, y en Inglaterra que prevalecía en el aspecto político, llevaron al liberalismo; en cambio en Austria, Prusia, Rusia y España condujeron al despotismo ilustrado, y a la justificación del absolutismo al considerar que el pueblo era el depositario de la soberanía pero la entregaba a los reyes porque no estaba capacitado para gobernar.
En este siglo Francia perdió la preponderancia que había alcanzado con Luis XIV, y en cambio Inglaterra se convirtió en primera potencia.
En Hispanoamérica, el establecimiento de los Borbones en el trono español determinó la aplicación de una política acorde con los principios centralizadores que traían de Francia y con los del despotismo ilustrado de Carlos III.
Las nuevas ideas políticas surgieron en Inglaterra cuando John Locke justificó la revolución inglesa de 1688, que marcó un desplazamiento de la soberanía. Consideró que el hombre en un principio vivía independientemente del dominio de otros hombres y gozaba de sus derechos naturales, pero luego se unieron para defenderse de los peligros que los acechaban y concertaron un contrato por el que cedieron parte de sus derechos naturales a un gobierno que se los garantizó. Pero si el gobernante no respetaba sus derechos o permitía que fueran violados, podían retomarlos totalmente y reemplazar a aquél; en consecuencia rebelarse era un derecho.
Su teoría política concibe al Estado con división de poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, con preponderancia del legislativo.
También en Francia surgieron severas críticas contra el gobierno de Luis XIV e inspirados en Locke, los filósofos políticos propiciaron la libertad en materia política y la tolerancia religiosa. Entre ellos encontramos a Montesquieu, que se preocupó por hallar soluciones que fueron plasmadas en El Espíritu de las Leyes. Contemporáneo de Montesquieu, encontramos a Voltaire, admirador de Inglaterra por la coexistencia del poder y la libertad, y por la tolerancia religiosa; aunque era partidario del despotismo ilustrado; sinembargo ambos propiciaban la abolición de los privilegios del clero y de la nobleza.
En una nueva generación de filósofos encontraremos a Diderot y Rousseau, que tenían criterios muy distintos, aunque ambos reflejaban el espíritu crítico y racionalista de la ilustración.
Rousseau fue el primero en expresar la teoría del gobierno democrático; en el Contrato Social aparecen explicados todos sus principios políticos y económicos. Su obra es un alegato contra el derecho divino de la monarquía, proclama la soberanía del pueblo, que siempre es fuente de ella, aunque la delegue en el gobernante.
En cuanto a las doctrinas económicas el liberalismo marcó una reacción contra la intervención estatal preconizada por el mercantilismo y proclamó las ventajas de la libertad económica. Se expresó por una doble corriente; la de los fisiócratas y la de los economistas.
Para los fisiócratas (Francisco Quesnay) la riqueza estaba dada por la naturaleza, por esto consideraban a la agricultura como única actividad productiva. Por lo tanto como la tierra era la única que creaba valores, debía ser también la única sobre la que pesaran los impuestos.
Para los economistas que formaron la escuela clásica, cuyo principal representante fue Adam Smith, la riqueza era el producto del trabajo, y el precio de las mercaderías está sujeto al valor del trabajo; el dinero era tan sólo un medio de cambio y no como creían los mercantilistas una forma de riqueza, el salario debía ser alto porque estimulaba la producción, pero estaba librado al libre juego de la oferta y la demanda, nunca reglamentado por el Estado. Consideraba que los gremios impedían la libertad de trabajo y la competencia y pedía su supresión. Entendía que el Estado debía ser solamente árbitro de la vida económica, vigilando que esa libertad económica se desarrollara sin trabas.
También a principio de este siglo, se produjo una revolución comercial a partir de los descubrimientos geográficos que abrieron nuevas rutas y generaron avances científicos que permitieron mejorar la navegación. Inglaterra se convirtió paulatinamente en una potencia marítima, favorecida por la derrota de la Armada invencible primero y después del Acta de Navegación. Su creciente comercio ultramarino estaba relacionado con la manufactura de productos reclamados por los nuevos mercados.
En el orden financiero, la revolución comercial preparó también la revolución industrial porque posibilitó la existencia de las grandes capitales que necesitaban las manufacturas.
La industria artesanal, doméstica y de manufactura, fue reemplazada por la industria moderna que configuraba un sistema de producción con tres elementos básicos; la fábrica, el capitalista y el obrero.
La revolución industrial se inició en Inglaterra e influyeron en ella diversos factores como el aumento demográfico (mano de obra), diferencia entre precios y salarios; la mayor producción agrícola que actuó como estimulante de la industria textil cuya demanda se amplió.
Pero todo esto se pudo dar también por las inmejorables condiciones políticas de Inglaterra, ya que las guerras del siglo XVIII la hicieron dueña de un inmenso imperio colonial en la India y en América, a pesar de la pérdida de los Estados Unidos en 1776.
En cuanto a España con la llegada de los Borbones se inició un proceso de centralización, por ello disminuyeron la importancia del Consejo de Indias, se disolvió la Casa de Contratación, crearon los Virreinatos del Río de la Plata y de Nueva Granada, segregados del de Perú, y a la vez quitaron poderes a los virreyes con la Real Ordenanza de Intendentes.
La economía reflejó la influencia de los fisiócratas; se intensificó la agricultura, se terminó con el sistema de puerto único, se permitió el comercio intercolonial, se propendió al mejoramiento de la industria, al aumento de la producción y del comercio, a la vez que se combatía el contrabando.
El Río de la Plata conoció un gran avance cultural, especialmente durante el gobierno de Vértiz.
En la Patagonia y las Islas Malvinas se afianzó la soberanía española.
Lo descripto anteriormente forma parte de los hechos y acontecimientos que fueron gestando el cambio del orden colonial español, consolidado con la creación del Virreinato del Río de la Plata y el surgimiento de un nuevo orden producto de las revoluciones y las guerras por la independencia.
José Alberto Auzmendi