Al cumplirse 111 años de su inauguración, habrá actividades para grandes y chicos. Al mismo tiempo se dará una mesa redonda entre actores e instituciones vinculadas a este majestuoso emblema de la comarca.
Para Pablo Parotti el Club Hotel es más que un faro en las sierras. Es su pasión. Amante de su historia, y de seguir persiguiendo cada recoveco nostálgico que traiga al presente a aquella verdadera gesta del pasado, es uno de los coordinadores del evento que se llevará adelante el próximo viernes.
Con motivo de cumplirse 111 años de su inauguración, están diagramando una serie de actividades que ocuparán todo el día.
Al respecto, afirmó que “este año se conmemora el juego de números del 11, del 11, del 11, pensando que se inauguró también a las 11 de la mañana. Habrá una jornada como diaria del Hotel. A la mañana están convocadas las instituciones educativas. A partir de las 16 se darán visitas guiadas gratuitas”.
Mientras que “al mismo tiempo, alrededor de las 17, habrá también una mesa redonda titulada “111 años después, ¿Hacia dónde vamos?” donde están invitados diferentes actores e instituciones relacionados al Club Hotel”.
En una riquísima entrevista, Parotti recordó que esta edificación “fue uno de los primeros hoteles internacionales que tuvo Argentina. La planificación se hizo en la comandancia de Bahía Blanca. En 1905 se hace el cambio de nombre a Distrito de las Sierras, y en 1910 pasa a llamarse Tornquist. El Club Hotel pasó por la nominación de tres municipios antes de ser inaugurado”.
De igual manera sostuvo que “en el Hotel Bristol de Mar del Plata uno de los dueños fue Ernesto Tornquist, así que fue cofundador marplatense también. Vendríamos a ser ciudades hermanas, o primos”.
En otro pasaje de la charla, y apuntando a la decadencia que vivió, Parotti reconoció: “creo que el Club Hotel no fue un mal cálculo económico, sino que lo que hizo trastabillar todo fue la Primera Guerra Mundial. Lo que hay que tener en cuenta también es que estaba pensado para ser trabajado por 50 años. En la carta orgánica de la sociedad anónima estaba determinado que en 1940 se liquidaba la compañía”.
Más adelante en el tiempo, “cuando la Provincia acepta el proyecto de Santiago Saldungaray y lo compra, la nación le manda a vivir 350 marinos de la Segunda Guerra Mundial de un acorazado que eran refugiado, que antes vivían en la isla Martín García. Junto con 150 soldados del regimiento de Bahía Blanca que eran sus custodios”.
De todas formas, y como cierre, admitió que “los alemanes dejan el hotel en perfecto estado de funcionamiento y mantenimiento. O sea que al otro día, les ponías llaves, y podías llevar adelante cualquier proyecto, incluso el de los docentes que pretendía Saldungaray”.